Hoy se inauguró en Samoa, la III Conferencia de la ONU de Pequeños Estados Insulares en Desarrollo, que son ‘la primera línea de fuego’ en el ascenso del nivel del mar por el cambio climático. Ellos, que aportan menos del 1% de las emisiones mundiales de CO2, ratificarán su compromiso por la sustentabilidad. Y esperan lo mismo del resto del mundo, para lidiar con una amenaza de la que no son culpables.
La mayoría seguro se encoje de hombres si se mencionan sus nombres, porque no sabrían ubicarlas en el mapa. Son 52 pequeñas naciones, islas desparramadas entre Asia y el Pacífico, caracterizadas por lo reducido de sus territorios, la lejanía, falta de recursos y susceptibilidad ante el cambio climático. Motivo este último, que desde hoy y hasta el jueves los pondrá en el foco debido a la III Conferencia Internacional de la ONU sobre Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (SIDS).
En la inauguración hoy en Samoa, pequeña isla del Pacífico Sur, ubicada a medio camino entre Nueva Zelanda y Hawai, tuvo a Ban, Ki-moon, Secretario General de la ONU, señalando “estoy aquí para mostrar mi firme solidaridad con el pueblo de Samoa y con los muchos otros estados insulares”. Porque si para otros el cambio climático es todavía ficción, para estas islas es urgente: el aumento del nivel del mar los tendrá a ellos en la primera línea de fuego y algunos ya sufren sus primeros efectos.
A comienzos de Agosto, un medio neozelandés informaba de una familia que recibió asilo en este país. Una de las razones: el cambio climático. Su país natal, Tuvalu, no ha sido inundado por el mar, pero la isla ya es porosa y las aguas dulces están contaminadas con sal. Antes, habitantes de Kiribati, otra isla cercana, había intentado sin éxito recibir asilo. Y basta ver las imágenes de sus cultivos anegados por las olas para entender que no es amenaza, es real. Este país, de hecho, trabaja en un programa para capacitar a su gente pensando ya en una migración con dignidad.
¿PARADISÍACO?
“Muchos de los destinos más preciados del planeta, lugares considerados idílicos, donde la naturaleza parece abundante y la gente a gusto… en menos de una década podrían volverse inhabitables”, dice Achim Steiner, director ejecutivo del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP), en un artículo sobre la injusta inmigración a que se verán forzados a causa del cambio climático.
Recuerda que el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático estima que un aumento de 4°C en la temperatura media global podría elevar los niveles del mar hasta en un metro de aquí a 2100 –aunque también se habla de mediados de siglo-, escenario fatal para las islas como las Maldivas, Marshall, Tuvalu y tantas otras.
Injusta porque, en conjunto, su producción de dióxido de carbono total, representa menos del 1% de las emisiones globales. “Los pequeños estados insulares sufren de manera desproporcionada los actos de negligencia ambiental de los que somos colectivamente culpables –señala-. Hasta ahora las grandes economías han logrado mejores resultados que las pequeñas en enmascarar los efectos de agotar su capital natural, contribuyendo en gran medida a las emisiones de gases efecto invernadero, pero las consecuencias los alcanzan a ellos”.
Los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (SIDS) están dando pasos para transformar su economía, apuntando a eficiencia de recursos, tecnología limpia, carbón neutro, fomentando una cultura para resistir el impacto del cambio climático. Pero las actividades humanas también han deforestado, matado biodiversidad y generado inseguridad alimentaria; la sobrepesca es una de las consecuencias y afectará también a estos países, pues 7 de cada 10 de ellos dependen del mar para su subsistencia.
En el sector energético están liderando el cambio a las energías renovables. Steiner afirma que Tokelau, otra pequeña isla, satisface casi el 100% de sus necesidades energéticas con biocombustibles de coco local; Barbados es el principal productor de calentadores de agua en el Caribe, y “reafirmarán su compromiso con la promoción de objetivos nacionales de desarrollos sostenible ante una audiencia global”, en la Conferencia que está en curso.
Pero “necesitan solidaridad, tecnología y recursos del resto del mundo”, afirma, refiriéndose al nuevo acuerdo internacional que debe aprobarse el próximo año en París, para aliviar la carga económica de la adaptación al cambio climático que les permita “lidiar con una amenaza de la que en gran parte no son culpables”.
Este video muestra imágenes de Kiribati de 2009 y lo que viven a diario.