La que es considerada la madera más bella y noble por la ebanistería, está siendo arrasada en la isla por los traficantes, que llenan sus bolsillos gracias a la alta demanda china. La situación se ha tornado crítica desde 2009, con la caída del gobierno, y no tiene para cuando terminar. Tras las elecciones del sábado, ambos candidatos acusan fraude…
Madagascar es la cuarta mayor isla del mundo. Separada de África hace unos 165 millones de años, tiene una biodiversidad exquisita, con 90% de especies que no se encuentran en ningún otro lugar. Lémures, baobabs, y bosques tropicales de gran altura son parte de las maravillas de esta tierra, que la WWF tiene divida en 7 bio-regiones, todas ellas en el listado de prioritarias para la conservación. Entre sus preciadas especies, el árbol de palo de rosa, cuya madera está el Top One de las cinco maderas nobles de mayor belleza y dureza para la ebanistería.
Pero el “palosanto”, “palisandro” o “palo rosa”, usado para muebles, juegos de ajedrez, guitarras, pisos y artesanía, pronto podría desaparecer. La tala ilegal de los árboles que ocurría desde antes, pero se agudizó con la caída del gobierno en marzo de 2009. Estimuladas por la demanda desde China y el mercado asiático en general, las bandas organizadas se han internado en el bosque y éste dejó de ser vigilado, con consecuencias de una rápida deforestación.
Desde entonces, los guardias forestales son sobornados por los traficantes de madera para “hacer la vista gorda” mientras los “taladores” sacan los troncos de los bosques y los llevan hasta la ciudad de Antalaha. Antes ésta solía llamarse la capital mundial de la vainilla, pero fenómenos meteorológicos como ciclones y precios mundiales a la baja de la fragante especia, empujó a muchos a “emplearse” como taladores para las bandas. Tras la caída del gobierno, en la polvorienta Antalaha, súbitamente comenzaron a aparecer motocicletas, compradas con el dinero proveniente del tráfico de palosanto.
“Es fácil vender porque la madera es muy famosa”, dice un carpintero al diario The Guardian. Aunque en marzo de este año se anunciaba una protección extra a la madera de árbol de palo de rosa, como a las especies de caoba y ébano de Madagascar (también al palo de rosa de América Central, Tailandia y Vietnam), por parte de la Convención sobre Comercio Internacional de Especies en Peligro de Extinción –CITES- la situación no parece haber cambiado.
La madera es sacada de Madagascar de contrabando “a un ritmo alarmante”, según diversas ONG. Se señala que todos saben lo que ocurre, pero nadie se atreve a hablar, por miedo y porque, cual más o menos, todos sacan provecho. Parques Nacionales de Madagascar es el organismo encargado de supervisar las áreas protegidas, pero no interviene; se acusa que el gobierno central está al tanto, pero permite la industria ilícita. Ahora el lugar de salida del contrabando se trasladó a Cap Est, pueblito a unas nueve horas de Antahala en el que a las motocicletas se han sumado los 4×4 y muchos súbitos nuevos habitantes, que intentan sacar ventajas mientras se pueda.
En marzo de este año, un informe elaborado por Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, PNUMA, y la Interpol, estimaba que entre un 50 y 90% de la tala ilegal en África, el Amazonas y Asia es llevada a cabo por bandas organizadas, reportando a los traficantes más de 30 mil millones anuales de dólares.
Día y noche circulan los camiones cargados de troncos de palo santo hacia el puerto a la vista de todos, con destino a China, dicen las autoridades de Parques Nacionales, afirmando que la red de mafiosos y dinero que genera el negocio es muy poderosa. Sale de Madagascar con permisos falsos y en países intermedios es “legalizada”.
La crisis política que se arrastra de 2009, cuando el gobierno fue derrocado hasta hoy mismo, cuando los dos candidatos a la primera elección democrática acontecida este sábado, acusan fraude y reclaman para sí mismo la victoria, no augura un mejor futuro.
Tweet