Una propuesta legislativa de la Unión Europea buscaba clasificarlo como “ingrediente” introducido por el productor, debido a las trazas de maíz transgénico Monsanto encontrado en la miel. Esto habría obligado a constantes análisis y a una petición especial para comercializarlo en Europa. Los eurodiputados votaron en contra.
Los apicultores latinoamericanos pueden respirar tranquilos, luego de una semana en vilo. El Parlamento de la Unión Europea rechazó hoy por 430 votos (v/s 224 a favor) un proyecto que buscaba considerar al polen un “ingrediente de la miel” y no como un componente natural, como finalmente se votó.
¿El origen de todo? Los Transgénicos de Monsanto, otra vez. La historia parte cuando un apicultor alemán demandó saber cuando el polen contiene trazas de OGM (organismos genéticamente modificados). La demanda fue remitida por la justicia alemana al Tribunal de la Justicia Europea en 2011, y éste consideró que el polen con rastros de maíz Mon810 de Monsanto encontrado en la miel debía considerarse como un “ingrediente”, puesto que esto se debía “a una intervención del apicultor”.
Así es como, para resolver el asunto, la Comisión del Parlamento Europeo planteó modificar la legislación para establecer que el polen ingresa a la colmena por la abeja y no por el apicultor. Pero, la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria la enmendó, considerándolo “un ingrediente”, lo que hubiera obligado a los productores a realizar análisis del producto final y a pedir autorización para comercializar y a un etiquetado especial.
El viernes pasado, las embajadas de Chile, Argentina, Brasil, México, Uruguay y Cuba enviaron una carta conjunta a los diputados de la Unión Europea antes de esta crucial votación haciendo ver cómo afectaría las importaciones de miel de estos países: el 49% de las importaciones de miel de la Unión Europea proviene de Latinoamérica (de un total de 140.000 toneladas, equivalentes a 400 millones de dólares, según cifras de 2012).
En la nota se hacía ver que la modificación afectaría los costos de producción, obligaba a análisis de laboratorio, para los cuales no hay metodología precisa, y a un pedido de comercialización ante más de 0,9% de transgénicos en la miel.
«Los apicultores quieren que se precise que hay polen proveniente de OGM (…) los productores extranjeros deben ser obligados a indicarlo en la etiqueta», dijo en la discusión el diputado socialista húngaro Csaba Sandor Tabajdi.
Mientras que el comisario europeo de Salud, Tonio Borg, había pedido que no se hiciera del texto a votar “una lucha a favor o en contra de los OGM; «el polen llega a la miel por la actividad de las abejas (…) haga lo que haga el apicultor», concluyó.
La miel, entonces, se regirá por la actual legislación europea que indica que «los OGM deben estar indicados si su presencia es de una cantidad superior a 0,9% de la miel (y no del polen)». Este último representa el 0,5% de la masa total de la miel.
No obstante, este voto representa la postura del Parlamento, que para alcanzar un acuerdo final debe negociar con el Consejo, que representa a los 28 países miembros de la UE. ¡A esperar un poco más!!
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