Un hongo amenaza la producción mundial de plátano

El 95% del fruto que llega a los supermercados del mundo corresponde a una misma variedad, que lo hace vulnerable, pues lo que afecta a uno afecta a todos. Hoy la plaga –que se propaga rápido porque todas las plantas son, en esencia, clones- se combate con altas dosis de fungicidas que afectan la salud y las finanzas de los productores.   

La existencia del plátano en nuestra dieta corre serio riesgo. Un hongo que ataca a las hojas de la planta, llamado Sigatoka o enfermedad de la hoja negra amenaza la producción mundial del popular fruto. En vistas a la urgencia de una solución la FAO trabaja codo a codo con la Organización de Energía Atómica (IAEA), induciendo mutaciones con rayos gamma y rayos x en busca de alteraciones genéticas que resistan la plaga.

¿Por qué tanta urgencia? Porque el 95% de la producción del mundo depende de una sola variedad, la Cavendish. Ésta es la que llega a todos los supermercados del mundo, pero tiene un pequeño detalle, no tiene semillas y no puede reproducirse a través de los procesos normales de siembra, sino a través de vástagos; yemas o estructuras que salen a los lados del tallo principal, que se separan y luego se plantan. Esta reproducción asexuada produce plantas que son idénticas a la madre, se puede decir que son clones y por tanto lo que afecta a uno, afecta a todos…

FUNGICIDAS: ABORTOS, PROBLEMAS DE CRECIMIENTO 

Hasta ahora al hongo (Mycosphaerella fijiensis) se le hace frente con “enormes cantidades de fungicidas sobre las plantaciones”, con consecuencias sobre la salud humana y el estado financiero de la industria, según la agencia de Naciones Unidas, para la Alimentación y la Agricultura, FAO.

Cada seis días se deben rociar las plantaciones desde el aire con un fungicida que afecta el crecimiento en niños y genera abortos espontáneos. Además, dice FAO, es un producto caro para muchos de los más de 400 millones de personas que dependen del fruto para su subsistencia.

Según un estudio de 2013, los hongos podrían acabar en 10 años con la producción de la fruta, debido a la creciente dificultad de controlar las plagas y enfermedades. La ‘Sigatoka negra’ ya redujo la producción de Uganda en un 40%, segundo productor mundial después de India. La enfermedad comenzó en Fiji en 1963 y desde entonces se ha expandido rápido. “Tan pronto como se encuentra un fungicida, se desarrolla una resistencia”, explicaba la autora de la investigación.

El hongo hace perder el follaje a las plantas y al estar desprotegidos los frutos maduran antes y se pierden antes de llegar a los mercados. En África, para unos 70 millones es alimento de primera necesidad, y en ese continente hace años que vienen descendiendo las cosechas.

En España, la producción de Islas Canarias, aún no afectada por el hongo, se destina al mercado interno. En América Latina, el caso más dramático es el de Brasil, donde un 70% de la producción se ha visto afectada.

MONOCULTIVO

Hoy por hoy, la plantación de plátanos es un monocultivo. Cuando hay plagas difíciles de enfrentar, esta uniformidad hace vulnerables las plantas de todas partes. En el mundo hay más de 1.000 especies de plátanos; rojos, negros, verdes, marrones, listos para consumo o que requieren cocción, con diversos valores nutricionales, pero no todas son comestibles. En la década del ’60 la industria bananera internacional optó por esta variedad ante otra plaga que se extendió por todo el mundo y que afectó a la variedad Gros Michel; como la Cavendish resistió el hongo fue la que se popularizó en reemplazo de la anterior.

Por ello, la FAO dice que la iniciativa de rayos gamma y rayos para producir mutaciones aleatorias en busca de un gen que haga frente a la ‘Sigatoka negra’ es una carrera contra el tiempo. Señala que la alianza con la División Plantas del Laboratorio Genético de la OIEA ha desarrollado tres mutaciones que en condiciones de laboratorio resisten el hongo. Y está por verse si una vez en los campos reaccionarán de la misma forma.

En el diagnóstico del organismo internacional, la adopción de otra variedad de plátanos por la industria bananera implicaría cambiar la infraestructura y herramientas de procesamiento y sería una medida drástica y costosa.