Desenmascarando la corrupción y el saqueo a los recursos naturales

Investigadora y activista, Charmian Gooch inició una cruzada hace 20 años con una ONG que este año fue premiada por su vocación para empujar cambios. Paraísos fiscales para evadir impuestos de dinero «sucio» proveniente del petróleo, la minería y otros riquezas de países, paradojalmente, pobres, de las cuales solo disfrutan unos pocos, son parte de la denuncia. Ganó el Premio Charlas TED 2014.

Su primer trabajo a los 22 años consistió en investigar el comercio ilegal de marfil africano. Pocos años después, en 1993, y junto a dos amigos crearon Global Witness (testigo global) una ONG que pretende desenmascarar la corrupción que hay detrás de la explotación de los recursos naturales de todos, en beneficio de unos pocos. Su primera campaña: el papel de la tala ilegal en el financiamiento de la guerra de Camboya.  Es la misma organización  que denunció la muerte de más de 900 ambientalistas en la última década.

20 años más tarde, Charmian Gooch resulta ganadora 2014 del Premio de las Charlas Ted, que entrega 1 millón de dólares, más todos los recursos de la comunidad Ted, para implementar un proyecto de impacto mundial.

Demás está decir que el galardón se otorga a personas con miradas tan audaces y creativas como para impulsar iniciativas que provoquen cambios. La idea o deseo presentado por Gooch en la misma ceremonia de premiación, a mediados de marzo, fue saber quien posee y controla las compañías que se escudan en “sociedades anónimas” para usar este ocultamiento de identidad en contra del bien público. Desde ya a través de Facebook está creando una comunidad para divulgar la idea de llamar a los gobiernos del mundo a aprobar leyes para crear registros reales de los propietarios de empresas y que éstos sean abiertos al conocimiento público.

Su tema es la corrupción. En la charla Ted que la llevó a ganar -junio de 2013-, cuenta parte de su trayectoria y motivaciones. En 1997 estuvo en Angola y parte de lo que encontró está en la película “Diamantes de sangre”, sobre la explotación de estas gemas para financiar conflictos armados en zonas que, paradojalmente, sufren pobreza endémica.

Relata de los antiguos dictadores de países perdidos en el mapa, que han enchapado edificios de oro, que cultivaron -y aún lo hacen- hobbies de valiosas colecciones de arte o automóviles y viven en lujosas mansiones, mientras sus poblaciones mueren de hambre, sin siquiera agua potable que beber. De los funcionarios que lavan dinero del petróleo, el gas o la minería, cuando los niños de sus pueblos viven en las alcantarillas, mueren de hambre y enfermedades.

En ese escenario es fácil pensar que la corrupción y el saqueo ocurren lejos, reflexiona Gooch. Pero no. La corrupción es una red a escala mundial: “El motor de la corrupción… existe más allá de las costas de países como Guinea Ecuatorial, Nigeria o Turkmenistán. Este motor está impulsado por nuestro sistema bancario internacional, por el problema de las empresas fantasmas anónimas y por el secreto que hemos otorgado a grandes petroleras, operaciones mineras y de gas, y, sobre todo, por la incapacidad de nuestros políticos para respaldar su retórica y hacer algo realmente significativo y sistemático para hacer frente a estas cosas”, dice sobre el tema.

Ese es el enorme desafío al que ha dedicado su vida. Aquí puedes ver su inspiradora y reveladora charla, de bancos americanos o franceses que aceptan dinero “sucio” y las compañías fantasmas donde se enriquecen las autoridades que han entregado concesiones para talar bosques o explotar crudo, al tiempo que evaden impuestos en paraísos fiscales. Las ganancias son increíbles y, por supuesto, sobrepasan los presupuestos que los “empobrecidos” países del tercer mundo tienen para destinar a sus presupuestos de salud o educación. Esas ganancias de privados, son un robo -postula Gooch- son escuelas, hospitales, universidades que nunca serán, son bienes del estado que se suponen deben ser utilizados en beneficio de sus ciudadanos.

La tarea de cambiar esto parece imposible. Pero la sociedad civil ha ido empujando las leyes de trasparencia, que hoy en muchas partes se implementan. En un mundo globalizado, la corrupción es un negocio globalizado, de la misma forma hay que atacarla, “todos nosotros, como ciudadanos del mundo”, sentencia Gooch.

Duración: 14.10 Minutos.