Un koala vive, un hipopótamo muere: La distinta suerte en medio de los hombres

En Australia celebran a una rescatista que salvó a un pequeño koala atropellado, al darle “respiración boca a boca”; mientras en el zoo de Frankfurt lamentan la muerte de su hipopótamo macho, víctima de algún ser humano que le lanzó una pelota de tenis que obstruyó su intestino… ¿disparidad de conciencia?

Un par de noticias del mundo animal muestran hoy las dos caras de una misma moneda. Mientras en Australia se celebra el rescate de un pequeño koala que había sido atropellado y a la mujer bombero que lo salvó por respiración “boca a boca”, en Alemania lamentan la pérdida de un hipopótamo fallecido por tragar una pelota de tenis, lanzada por un visitante sin conciencia alguna.

En el primer caso, el pequeño marsupial había sido embestido por un automóvil y los bomberos recibieron el llamado de auxilio desde Langwarrin, periferia de Melbourne. En un video grabado por un testigo del hecho –y que ya registra cerca de 20 mil visitas-, se ve el esfuerzo de los rescatistas para bajarlo de un enorme árbol al que subió por instinto tras ser arrollado. El animalito estaba ya inconsciente y tras desengancharlo, cayó desde unos 10 metros de altura sobre una manta que los bomberos tenían preparada.

Una agente de protección de fauna silvestre, al ver que no presentaba signos vitales, le practicó masaje cardíaco y luego “respiración boca a boca”. La mujer relató después que al no sentir su respiración, practicó lo que ya había hecho antes con un perrito: cerrar su hocico y respirar a través de la nariz del animal. La maniobra resultó. El pequeño koala, que fue bautizado como Sean, se recupera en un hospital de animales y ya está comiendo.

¿Tanto esfuerzo por un koala? Al ver la escena del rescate, que incluyó enormes escaleras mecánicas, cualquiera  pensaría que se trataba de una persona en problemas, pero no. La comunidad está comprometida con el cuidado de la especie herbívora, que duerme 20 horas al día y que no supera los 43.000 ejemplares; aunque eran millones antes de la llegada de los británicos a fines de 1700. La colonización europea supuso la destrucción generalizada de su hábitat, los bosques de eucaliptos. Además fueron cazados masivamente por sus suaves pieles para alimentar una industria de exportación que duró incluso hasta 1927. Hoy los bosques siguen reduciéndose, no solo por la tala planificada sino por los habituales incendios forestales que cada verano sufre Australia. También son víctimas de ataques de perros y de atropellos.

UNA PELOTA DE TENIS

En el zoológico de Frankfurt, sus funcionarios sienten entre rabia y pena. Ayer murió su hipopótamo Maikel, de 39 años, y que podría haber vivido fácilmente otros 10 porque era sano. Aunque estuvo días monitoreado por veterinarios, el recinto señala que las opciones de diagnóstico y tratamiento de un animal de más de toneladas de peso, son limitadas. Tras una larga y dolorosa agonía, el animal falleció y tras realizar una autopsia se descubrió el motivo: una pelota de tenis que obstruyó su intestino.

Maikel, 2011.

Maikel, 2011.

El recinto denunció lo ocurrido, porque sospechan que la pelota fue lanzada directamente al hocico del animal. “La pérdida de de un animal que hemos cuidado por tanto tiempo, siempre es difícil y triste, pero la rabia de que un animal saludable muera dolorosamente porque alguien lanzó una pelota directo a su hocico, nos excede en este duelo”, dijo el director, Manfred Niekish.

Estos hechos, desgraciadamente, ocurren más de lo debido. “En los zoológicos hay áreas de seguridad, pero se intenta que los visitantes pueden experimentar a los animales de cerca”, señala un comunicado, afirmando que debido a la mala conducta de algunos tendrán que adoptar medidas de “seguridad absoluta”.

Maikel, nacido en Amsterdam, vivió desde los tres años en el zoo y junto a compañera Petra, tuvieron seis crías e incluso llegó a los cuatro bisnietos.

Mejor quedarse con lo positivo, el video del rescate «koala»