Pese a que diversos expertos señalaban que la mejor medida era aislar y estudiar a la mascota de la enfermera contagiada con el virus, para confirmar que presenta la enfermedad, las autoridades ya autorizaron sacrificar al perro. Al llamado del marido por redes sociales, también aislado en un hospital madrileño, han acudido manifestantes que intentan salvar al animal.
El contagio de una enfermera que atendió a uno de los dos misioneros repatriados a España tras contraer el virus del Ébola en África –que finalmente murieron- tiene a Madrid en medio de una serie crisis. También al gobierno y su ministra de salud, a quienes se acusa de incapacidad para gestionar la misma. Pero además, puso en pie de guerra en cosa de horas, a animalistas que se cuadraron con el perro de la infectada que en horas de esta tarde sería sacrificado.
Hoy un juez rechazó el recurso interpuesto por el marido de la enfermera, ingresado también al Hospital Carlos III para controlar su evolución, quien trató de impedir la entrada al departamento, donde ‘Excalibur’, su mascota, permanece solo, aunque abastecido con agua y comida. La idea de las autoridades de salud, es evitar cualquier riesgo de contagio.
Ayer, desde su cuarentena preventiva, el marido de la enferma –que aún no presenta síntomas- pidió a través de redes sociales movilizarse para evitar la muerte de su mascota. En cosa de unas cuantas horas se había subido una petición en línea a través de Charge.org para pedir la aislación del perro y su estudio, que llegó a 360 mil firmas de apoyo.
HAY QUE ESTUDIARLO, NO MATARLO
Entre tanto, uno de los mayores expertos en el papel de los animales como agentes de contagio, daba la razón a los movilizados. “No hay que matar al perro, porque es importante desde el punto de vista científico”, señaló a varios medios hispanos Eric LeRoy, director general del Centro Internacional de Investigaciones Médicas de Franceville, Gabón, autor del único estudio sobre el tema, que analizó a posteriori un brote de Ébola en ese país entre 2001 y 2002, entre perros asilvestrados que tenían anticuerpos contra el virus y que habrían comida a otros animales infectados, como murciélagos y monos.
“Al perro de Madrid hay que aislarlo, hacerle un seguimiento, estudiar sus parámetros biológicos, ver si está infectado y averiguar si excreta virus. Es muy interesante desde el punto de vista científico, no sirve para nada matarlo”, subrayó. Según otro estudio francés, los perros infectados podrían ser una fuente potencial de infección para el ser humano, pero no está comprobado. Por ello, LeRoy insistía en la oportunidad que representaba ‘Excalibur’ de estudiar un posible caso activo (su estudio fue a posteriori). En África, las aldeas infectadas están llenas de perros.
Experimentos en laboratorio sugieren que la orina, saliva o heces podrían contener el virus. En teoría, eso podría importar un peligro de contagio para las personas. En EE.UU., el director de los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades, Thomas Frieden, señaló que los fluidos y desechos del perro no se han identificado como fuentes de transmisión.
Las autoridades españolas tomaron la decisión a todo evento. En opinión de Peter Cowen, veterinario de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, que ha asesorado a expertos mundiales sobre riesgos de transmisión de enfermedades en animales, la medida “es exagerada”.
«Es muy desafortunado que estén pensando en sacrificar al perro. Debieran estudiarlo bien primero», señaló, aclarando que no es una vía importante de propagación en el brote en África: «nunca se ha documentado que un perro propague el Ébola».
El portavoz de la Asociación de Médicos Veterinarios de EE.UU., donde se está monitoreando a unas 50 personas que pueden haber tenido contacto con otro infectado por el mortal virus, es posible que los perros puedan propagar el Ébola, pero es improbable que esto ocurra en lugares donde las mascotas no tienen acceso a comer cadáveres u otros animales infectados, como ocurrió en el estudio realizado en Gabón.
EPÍLOGO
La mañana de este miércoles en Madrid, las puertas de acceso y salida del edificio donde vive la pareja dueña de ‘Excalibur’, amanecieron flanqueadas por manifestantes que pasaron la noche allí, para impedir que se llevaran al perro y pidiendo la salida de la ministra de salud, fuertemente criticada por su desempeño durante esta crisis. Más tarde debió intervenir la policía antidisturbios.
El dueño de la mascota intentó también entregar la custodia temporal del animal a un veterinario, pero la decisión de hoy del tribunal de sacrificarlo, anuló este resguardo. Y a su amo no le quedó más que pedir que, al menos, su mascota no sufriera durante la ejecución. Antes, al hacer la denuncia, había acusado que se quería solucionar “un error de ellos por la vía rápida”, aludiendo una serie de errores en los protocolos sanitarios. “¿O a caso hay que sacrificarme a mí también por si acaso?”, se preguntaba ante la negativa de las autoridades de poner al perro en cuarentena y observación, y chequear si efectivamente había contraído el virus.
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