¿Limitar el calentamiento global?: combustibles fósiles bajo tierra

Si la humanidad realmente quiere lograr el objetivo de no superar los 2°C en el aumento de la temperatura de la Tierra, debe abstenerse de explotar 33% de petróleo, 40% del gas y 82% del carbón mundial. Eso dice la última investigación científica, que pone en evidencia la inconsistencia de los políticos que se comprometen contra el cambio climático y luego apoyan el uso de fósiles.  

“Nuestros resultados sugieren que, a nivel mundial, un tercio de las reservas de petróleo, la mitad de las reservas de gas y más del 80% de la reservas de carbón actuales deben permanecer sin uso hasta el 2050 con el fin de alcanzar el objetivo de los 2°C”. Ni más ni menos. Esta es la principal conclusión del primer estudio que revela qué combustibles y de qué países deben ser abandonados, si de verdad se quiere limitar el aumento de la temperatura planetaria y el calentamiento global.

Publicada esta semana en la revista Nature y financiada por el Centro de Investigación de Energía del Reino Unido (UK Energy Research Centre), la investigación del Instituto de Recursos Sostenibles de la University College de Londres, además advierte que “explotar los recursos del Ártico y aumentar la producción de petróleo no convencional (aquel de difícil explotación) son incompatibles con los esfuerzos para limitar el calentamiento global”.

Los investigadores Christopher McClade y Paul Ekins toman las estimaciones de Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, según las cuales no se deben superar los 1.100 gigatoneladas de dióxido de carbono de aquí a 2050, para tener un 50% de posibilidades  de mantener la temperatura por debajo de los 2°C hacia finales de siglo. Sin embargo, las estimaciones de emisiones de CO2 si se explotan las actuales reservas de combustibles fósiles llegan a las 2.900 gigatoneladas.

De allí que sean tajantes en afirmar que “los responsables políticos deben darse cuenta que sus instintos para explotar completamente los combustibles fósiles de sus territorios  son totalmente incompatibles con sus compromisos por el objetivo de los 2°C”. Por lo tanto, las cuantiosas inversiones destinadas a exploraciones dejan de tener sentido: cualquier nuevo descubrimiento supone una mayor producción.

El profesor Ekins  explica: “Las empresas gastaron  más de 670.000 millones de dólares el año pasado en búsqueda y desarrollo de nuevos recursos de fósiles… ellos tendrían que repensar esos sustanciales presupuestos, sobretodo porque nuevos descubrimientos no pueden dar lugar a un aumento de la producción”. Y remata: “Yo esperaría que los inversores prudentes en materia de energía se desplazaran hacia fuentes de energía bajas en carbono”.

Así las cosas, sugieren dejar bajo tierra el 82% del carbón, 40% del  gas y 33% del petróleo mundial. Esto significa que la mayor parte de las reservas de carbón en EE.UU., Australia, China e India, Rusia y África, deben mantenerse intocables, junto con más de 260 mil millones de barriles de crudo en Medio Oriente (equivalentes a todas las reservas de Arabia Saudita), además de 60% de sus reservas de gas.

Los científicos también demuestran que las tecnologías para capturar CO2 –que algunos consideran una opción para seguir explotando fósiles-, tendrían una incidencia mínima en los resultados finales: permitirían aumentar un 6% el uso de carbón  y un 2% el gas y el petróleo.