Pesca de arrastre y sobreexplotación pone en peligro la merluza

Mientras en Europa, su parlamento rechazó la prohibición de pesca de arrastre en profundidad, en Chile los pescadores artesanales piden un plan de recuperación del recurso abusado por las industrias pesqueras: ‘pescan de una vez lo que nosotros en un mes’, acusan.  

La pesca de arrastre industrial es tema. Destruye los fondos marinos, arrasa lo que no está buscando y luego lo desecha: altera y enferma los diversos ecosistemas marinos (corales, esponjas, hábitat). El pasado martes los parlamentarios de la Unión Europea votaron en contra de prohibir la pesca de arrastre. Pese a la enorme campaña de concientización realizada por ecologistas.

“Ante la penuria creciente de recursos marinos, la lógica productivista de siempre más, y más lejos, más profundo, se impuso”, comentó un eurodiputado.

Desgraciadamente, en Chile también es tema. La situación puntual de la merluza, la popular “pescada” de platos tan típicos como el pescado frito, está al borde del colapso. Y no se trata de una metáfora. Entre 2001 y 2012 el recurso disminuyó en un 70%, según datos de la misma Subsecretaría de Pesca.

La sobreexplotación del recurso y la pesca de arrastre los culpables: ‘Pescan de una sola vez lo que nosotros pescamos en un mes’, dice un pescador artesanal en un video de la ONG de defensa del mar Oceana, que está circulando para demandar del gobierno chileno un plan de recuperación de la merluza, de manera urgente.

Desde 2001 y hasta ahora la merluza ha reducido su talla 13 centímetros; una evidencia de la sobreexplotación, pues el 90% de lo capturado corresponde a ejemplares jóvenes que no han alcanzado su madurez reproductiva.

“Matan merluza y después la botan”, señala otro pescador, dando cuenta del impacto de la pesca de arrastre. Pero el tema también son las cuotas de pesca.

Recuperar la merluza no sólo es importante desde el punto de vista ecológico, también económico: para muchos pescadores artesanales es su principal fuente de sustento y lo que pescan es para consumo humano; nada se pierde.

Reconociendo la gravedad del problema, ellos señalan que llevan años tratando de hacer entender a las autoridades que lo que la pesca artesanal quiere es recuperar el recurso.  “Falta voluntad política”; “Nunca han tenido mesura para entregar cuotas”, acusan.

Lo que exige Oceana es un plan de recuperación, tallas mínimas de captura, una cuota global de captura lo más conservadora posible y prohibir la pesca de arrastre.

Ojalá aquí no se imponga también la “lógica productivista de siempre más y más lejos”.