El Gran Canal que dividirá a los nicaragüenses

Una mega obra de ingeniería, que uniría el Océano Atlántico con el Pacífico y que pasará por el mayor lago de Centroamérica y principal reserva de agua dulce –tras un dragado de millones de metros cúbicos que arrasará con su biodiversidad-, iniciará sus obras el 22 de diciembre. El país que ya está dividido respecto al megaproyecto, lo estará físicamente una vez finalizado la construcción.  

“No habrá oro en el mundo que nos haga ceder en esto, porque el Gran Lago es la mayor reserva de agua de Centroamérica y no la vamos a poner en riesgo con un megaproyecto como un canal interoceánico”, dijo el presidente de Nicaragua Daniel Ortega en mayo de 2007. Pero ya es un hecho, las obras  que dividirán el país en dos, comenzarán el 22 de diciembre pese a que los estudios de impacto ambiental recién estarían listos en abril de 2015, según la misma firma china que lo construirá y que tiene una concesión por 50 años y opción de administración por otros 50 años más.

El llamado Gran Canal que uniría el Océano Atlántico y el Pacífico, es una ruta de 278 kilómetros, de los cuales 105 atravesarán el Lago Cocibolca, que con 8.624 km2 es la primera reserva de agua dulce de Centroamérica. Tendrá un ancho de entre 250 y 500 metros y una profundidad de entre 27 y 30 metros. Sus obras  implicarán el dragado de millones de metros cúbicos para permitir el paso de cargueros gigantescos (con capacidad para 18 mil contenedores) que hoy no pueden atravesar  por el canal de Panamá (de menor ancho y profundidad).

La cobertura de prensa da cuenta de que según quien lo mire, la colosal construcción que pretende competir y superar al Canal de Panamá, será una arteria –que inyecte dinero al país,  prometiendo acabar con un desempleo que bordea el 43% de la población-  o una cicatriz, que podría transformar el área en una zona de desastre medioambiental de proporciones.

Tras la presentación pública de la obra, el pasado 20 de noviembre, una decena de  ONGs ambientalistas agrupadas en el Grupo Cocibolca señalaron que se pretende imponer la construcción “sin importar los impactos y costos ambientales” y llamaron a no iniciar faenas hasta no contar con los estudios independientes que corresponde.

“Lo presentado indica que la dimensión de la obra supera lo inicialmente anunciado y es de magnitudes nunca vistas a escala mundial: mayores volúmenes de sedimentos, la salinización del lago, la construcción de una ciudadela para 120 mil personas, ecosistemas de alto valor en riesgo, más de 20.000 sitios de interés arqueológico de gran importancia nacional e internacionales”. Acusan, además, que la autoridad ha señalado que no será afectado el Corredor Biológico Mesoamericano y áreas protegidas de importancia mundial “sin brindar ninguna justificación técnica, más cuando el canal representa una barrera física evidente que limita la libre circulación de especies”.

Se habla de más de 120 especies de aves, mamíferos, reptiles, peces, anfibios, moluscos y crustáceos en peligro. Además de ecosistemas costeros, humedales y bosques tropicales.

DESASTRE ANUNCIADO

Pero en el debate no están sólo ONGs ‘verdes’ o activistas. La Academia de Ciencias de Nicaragua, que ha criticado al gobierno por no discutir las implicancias con la comunidad científica, organizó recientemente un taller con 15 científicos de renombre en biodiversidad, conservación, biología marina, ecosistemas lacustres y otros, para abordar  y transparentar los costos ambientales del canal.  En sus conclusiones reconocen los riesgos asociados y recomiendan adoptar prácticas internacionales para evaluación de mega-proyectos.

El canal de Nicaragua disputará la hegemonía del canal de Panamá.

Y es que de acuerdo a la ley de concesiones del país aprobada en 2012, el estado de Nicaragua entregó a la firma china la responsabilidad de realizar los estudios de impacto ambiental.

Incluso el ex ministro de Medio Ambiente y quien en el papel es asesor del presidente Ortega, Jaime Incer Barquero, según cita un analista, habría señalado que se trata de un “desastre anunciado… significa la contaminación y pérdida de toda la vida acuática del lago, que es el mayor lago tropical de América Latina (el que) podría perder para siempre su capacidad de abastecimiento de agua potable para todo el país, incluyendo la capital”.

Tanto ONGs  y otras entidades civiles demandan  análisis independientes y consultas a la ciudadanía y pueblos indígenas. Porque  las obras obligarán al traslado de una serie de pequeñas comunidades o simplemente desaparecerán del mapa.  E incluso expertos del comercio marítimo dudan que la mega-obra sea sostenible desde el punto de vista económico.

RUTA VULNERABLE

También hay cuestionamientos a los tiempos dados por el gobierno para finalizar los trabajos y  tener el Canal en funcionamiento: 2019. Según sus detractores, harán falta al menos tres estaciones lluviosas, o sea tres años, para lograr llenar el canal una vez finalizadas las obras; y eso sin contar con las dificultades del cambio climático.  Además, dicen que  la ruta escogida es altamente vulnerable debido a que sigue la misma trayectoria de huracanes y se sitúa en zona de fallas geológicas y actividad sísmica.

Las cifras del canal que dividirá el país.

Las cifras del canal que dividirá el país.

Pero hay otros que si quieren el Gran Canal, esperanzados en los 50 mil puestos de trabajo que crearía durante la etapa de construcción y otros 200 mil cuando empiece a operar.

“El canal siempre ha estado en el imaginario del país  y el gobierno juega con los sentimientos y esperanzas de la gente”, dice el ex sandinista y también ex vicepresidente entre 1984 y 1990, Sergio Ramírez, quien recuerda que en la historia nicaragüense ha habido más de setenta intentos que no prosperaron de hacer este canal.

La construcción, de un costo estimado de 50 mil millones de dólares, fue entregada, sin licitación alguna, al consorcio chino HKND, cuyo único socio visible es el multimillonario chino Wang Jing, quien ha sido cuestionado por su falta de experiencia en este tipo de obras que suponen un gran desafío para la ingeniería. Tampoco se conocen los inversionistas para semejante inversión, lo que también hace temer que la obra quede inconclusa y con un desastre ecológico irremediable.