México: gobierno quiere subir impuestos a bebidas azucaradas y comida chatarra

En México el debate está desatado. No tanto por el gravamen a la comida rápida, como el que pesa sobre las gaseosas. Desde la industria afectada dicen que no hay evidencia que vincule obesidad con bebidas azucaradas y que la medida aumentará el desempleo e impactará la economía.

En Cataluña las presiones de la embajada norteamericana dejaron fuera el polémico impuesto. En Francia, Dinamarca y Finlandia está vigente. Un compendio de la Universidad de Harvard señala que los refrescos con exceso de azúcar contribuyen a la epidemia de la obesidad.

México es el segundo país con mayores índices de obesidad, detrás de EE.UU., y el primero con sobrepeso infantil, según datos de la OCDE. De allí que el gobierno mexicano de Enrique Peña Nieto propuso subir los impuestos en un 5% a los alimentos de alto contenido calórico, desde la popular comida chatarra hasta las golosinas y, además, gravar con un peso por litro a las bebidas azucaradas.

La medida, que antes debe ser aprobada por el Senado, ha causado debate sobre todo en lo concerniente al peso extra sobre los bebestibles y es que respecto a lo nocivo de la comida rápida ya hay bastante consenso.

Aunque la iniciativa se corresponde con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), OCDE y Naciones Unidas, según la agrupación ciudadana El Poder del Consumidor (que fiscaliza políticas públicas, servicios y derechos del consumidor), el gravamen debería ser del 20%, como lo sugiere la Organización Panamericana de la Salud (OPS), para realmente desincentivar el consumo.

Con esa cifra, según estudios del Instituto de Salud Público mexicano, se podrían bajar los 284 mililitros de ingesta diaria p/p a 214. El consumo per capita de bebidas en el país de 112 millones de habitantes es de 119 litros al año, ocupando el tercer lugar en el ranking mundial (los segundos son los chilenos con 121 litros).

La recaudación permitiría recaudar unos 13 mil millones de pesos mexicanos, que serían destinados a aumentar el acceso de escuelas públicas al agua potable.

Los argumentos que hablan ayudar a bajar los índices de obesidad y diabetes, poco convencen a la industria de las gaseosas y del azúcar. La Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (ANPRAC) y la Unión Nacional de Cañeros (CNPR), hablan ya de desempleo y negativo impacto en la economía.

La campaña en contra de la medida ha incluido insertos en medios de comunicación llamando directamente a los senadores a no votar la medida. Pero ha llegado a más.  Peña Nieto ha recibido el apoyo del alcalde de Nueva York Michael Bloomberg, enemigo número uno de las gaseosas azucaradas, que intentó sin éxito achicar el tamaño de los vasos en que éstas se venden en NY.

Según informa The New York Times, con su fundación Bloomberg Philanthropies, el ex alcalde Nueva York ha financiado publicidad para erradicar la obesidad, diversas investigaciones en salud y la promoción del impuesto a los refrescos en México, por unos 10 millones de dólares. Además, ha entregado algún financiamiento a la agrupación El Poder del Consumidor.

El Senado mexicano tiene plazo hasta el 31 de octubre para aprobar o rechazar la Reforma Fiscal y Ley de Ingresos propuesta por el gobierno.

Desde ANPRAC argumentan que los refrescos sólo contribuyen un 5% a la dieta de 3 mil calorías que come el mexicano. Los productores de caña de azúcar señalan que en el último año sus ingresos bajaron un 37%, por lo tanto ha caído también el consumo de azúcar y no ha bajado la obesidad.

Además, la polémica también la han levantado los productores mexicanos que utilizan azúcar y fruta en refrescos, pues la mayor parte de la industria internacional ha reemplazado el azúcar por el más barato jarabe de maíz, entonces se habla de “trampa”.

FRACASOS Y EXITOS

En Cataluña, la presión de la embajada norteamericana –que habría traspasado el malestar de Coca Cola y Pepsi (que tienen el 70% del mercado) a las autoridades- logró que los impuestos a los refrescos con exceso de azúcar quedarán fuera del la ley de presupuesto 2014. En Colombia es una idea que se ha escuchado a alguna autoridad de salud para el próximo año. En Italia se quiere implementar el impuesto a las bebidas alcohólicas con azúcar y a los refrescos edulcorados, pero aún sin resultados.

En Reino Unido en 2012, los colegios médicos, que agrupan a más de 200 mil facultativos, intentaron sin éxito que empresas como Coca Cola o McDonald´s patrocinaran los Juegos Olímpicos.

Entre los éxitos se cuentan Francia, que desde 2011 grava las bebidas azucaradas con tres y seis céntimos de euro por litro. También desde 2011 Dinamarca aplica un impuesto a los productos que superan el 2,3% de grasas saturadas. En Finlandia el impuesto es a los productos azucarados, desde refrescos a golosinas.

Si bien es cierto que subir los impuestos no asegura nada, es una de las tantas medidas a tomar cuando acechan la obesidad y todos los males asociados, como diabetes hipertensión y enfermedades cardiovasculares.

La Escuela de Nutrición y Salud Pública de Harvard tiene en su página web un interesante compendio de la evidencia existente entre obesidad y consumo de bebidas azucaradas en EE.UU. Desde la década de los ’50 la industria norteamericana ha aumentado el tamaños de los envases, de 6.5 onzas, a 12, a 20, a 42 onzas (1.25 litros). En los ’70 las bebidas representaban el 4% de la ingesta diaria, al año 2001 había subido a 9%. Y entre niños y adolescentes, entre 1999 y 2004, representa el 11% de las calorías diarias. El documento parte diciendo que dos de cada tres adultos y uno de cada tres niños en el país del norte tienen sobrepeso o son obesos.

Y claro, la industria no es inocente. En 2006 éstas gastaron 3.200 millones de dólares en publicidad. Buena parte de ella dirigida a preescolares -los que en 2010 vieron un promedio de 213 anuncios- y niños y adolescentes, que vieron entre 277 y 406 anuncios. Quizás quiera pensarlo mejor la próxima vez que quiere saciar su sed: un refresco azucarado de 20 onzas aporta 240 calorías. Una bebida cola de 64 onzas puede tener hasta 700 calorías.

Más sobre el azúcar, sus efectos y el lobby de la industria en Sobredosis de Azúcar y «El azúcar es adictiva y la droga más peligrosa de estos tiempos«.