Dietas del futuro y su impacto en los precios de los alimentos y salud

La obesidad aumenta en el mundo por el alza de ingresos; las cifras de la enfermedad en los países en desarrollo son incluso mayores que la de países ricos. La globalización ha homogeneizado las dietas, pero en ellas siguen faltando frutas y vegetales y sobran carnes, grasas y azúcar. La tendencia hará subir los precios de productos animales y pondrá en jaque a la tierra, agua y suministro de fertilizantes. Y no mejorará la salud. Urge intervenir.

Las dietas son importantes para la demanda futura de alimentos. Debería ser más fácil alimentar a los 8 mil millones que seremos en 2030 y 9 mil millones para 2050, si las dietas son moderadas en el consumo de carne. Esta es una de las ideas que plantea el estudio “Dietas Futuras, implicancias para la agricultura y el precios de los alimentos” del Instituto de Desarrollo de Ultramar británico (Overseas Development Institute, ODI), presentado hace unos días.

Tomando cifras de diversos estudios, el documento aborda el dramático aumento en los últimos 30 años del sobrepeso y obesidad en el mundo, de la mano del aumento de los ingresos. Si antes era un problema de países ricos, las tasas de obesidad ahora son similares en los países de ingresos medios y en desarrollo: Europa (58%), América Latina (57%), Norte de África y Medio Oriente (58%).

Uno de cada tres adultos en el mundo -1.460 millones- tenían sobrepeso y obesidad en 2008, lo que marca un aumento del 23% desde 1980. La cantidad de adultos con sobrepeso en los países en desarrollo (904 millones) sobrepasan a la de países desarrollados (557 millones) en 2008. Mientras la globalización también ha arrastrado a las dietas, homogeneizándolas, aún hay espacio -afirma el estudio de este think thank de políticas de desarrollo y cuestiones humanitarias-, para medidas que ayuden a la gente a elegir mejor sus alimentos.

ALZA DE LA CARNE

Dietas ricas en productos de origen animal, especialmente carne, empujarán al alza los precios de éstos, pero no la de los granos. Lo que sugiere que en el futuro el tipo de dieta será gravitante tanto en la salud pública como en el desarrollo de la agricultura. Esto hace urgente influir en las ‘dietas del futuro’ y aunque no hay demasiada voluntad de líderes ni población, según ODI, las consecuencias en la salud puede modificar el escenario.

La evidencia está establecida: la obesidad, debido al consumo excesivo de grasas, carne y sal, aumentan las enfermedades no transmisibles, como cáncer diabetes, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares.

Al mismo tiempo, el bajo consumo de micronutrientes como minerales y vitaminas -en particular hierro, yodo, vitamina A y zinc-, sigue siendo un problema, sobre todo en los niños. En el mundo en desarrollo se estima que un tercio sufre retraso del crecimiento, “lo que deteriora su salud mental y física y los pone en desventaja para toda la vida”, dice el estudio.

Cualquier producción adicional de carne y lácteos, implicará mayor producción de granos forrajeros (que constituyen el mayor costo de la ganadería intensiva), lo que “pondrá presión sobre la tierra, el agua y el suministro de fertilizantes, aumentará los costos de la producción agrícola”, y hacerlo hará más difícil para las personas con ingresos bajos el permitirse una dieta adecuada.

Si bien las diferencia dietarias, no solo están determinadas por lo ingresos, en general en todas faltan frutas y lácteos; en la de ingresos altos además hay exceso de grasas y azúcar, y en las de ingresos bajos el consumo de proteínas de carne y pescado están por muy debajo de lo recomendado.

El estudio admite que a más ingresos y urbanización, dietas más ricas en productos animales, grasa y azúcar; al mismo tiempo dice que “sería perverso negar” el impacto significativo que la globalización, publicidad y medios de comunicación, pueden tener en las dietas.

Medida moderadas en educación, precios y ciertas regulaciones pueden lograr mucho más que medidas drásticas, sugieren. Entre ellas, incentivos para cambiar el precio de determinados alimentos, medidas para hacer más asequibles otros, restricciones y normas para alimentos procesados y publicidad.

Ejemplos: Corea Sur con campañas públicas y educación, incluida la forma de preparar alimentos bajos en grasas y aumentar las comidas ricas en vegetales, aumentó en 300% el consumo de frutas. Dinamarca prohibió en 2004 los ácidos grasos trans y bajó sus niveles de enfermedades cardíacas.

MUCHA AZUCAR

El estudio dice que un indicador de cambios en la dieta es el aumento del consumo de azúcar y edulcorantes que ha aumentado en más de 20% por persona entre 1961 y 2009.

Chile aparece entre los 15 mayores consumidores de azúcar del mundo, y segundo entre los latinoamericanos, detrás de Surinam. Las cifras citadas pertenecen a la FAO, pero otros estudios ratifican el gusto de lo dulce en el país. En 2012 los chilenos figuraban segundos, detrás de Argentina, como los mayores consumidores per capita de bebidas gaseosas: Argentina (131 litros), Chile (121 litros), México (119).

En muchos países ya han alertado sobre el tema del azúcar. En Amsterdam, autoridades de salud han declarado abiertamente que el azúcar requiere del mismo tipo de regulación que al alcohol y el tabaco y la consideran la droga más peligrosa de estos tiempos.

Revisa este documental de la televisión francesa, sobre el lobby de la industria azucarera, y los efectos que provoca en el cuerpo, los mismos que la droga.