Es una de las medidas de adaptación que plantea un estudio internacional para hacer frente al cambio climático en la región, que incluye territorio de Paraguay, Argentina y Bolivia, y que impactará la producción agrícola, la disponibilidad de agua y las funciones de los ecosistemas.
El cambio climático es un tema que los investigadores están abordando. El impacto en la producción agropecuaria y en los recursos hídricos, en la producción de bienes y funciones de los ecosistemas, en base a las previsiones climáticas hasta el año 2040, son parte un estudio para enfrentar el fenómeno en el Chaco Americano, que incluye territorios argentinos (59%), paraguayos (23%) y bolivianos (13%) (además de un 5% brasileño).
Entidades de estos tres países, aunadas en el Centro de Conocimiento del Cono Sur y el Gran Chaco Americano, participaron de la investigación que entre sus sugerencias propone implantar agricultura sostenible para amortiguar los efectos del Cambio Climático.
Para detener la deforestación de la zona, se recomienda utilizar sistemas agrícolas, silvestres y pastoriles de manera integrada; el pasto es necesario para el ganado, una de las principales actividades económicas de la zona. Además, estiman de vital importancia la creación de bancos de semillas nativas, que fomente el uso de especies como el maíz y porotos, a la usanza tradicional de las comunidades indígenas; la iniciativa también serviría para implementar esquemas de investigación necesarios para ver la adaptación de los cultivos a los nuevos escenarios climáticos.
El estudio“Evaluación de Vulnerabilidad e Impacto del Cambio Climático en el Gran Chaco Americano”, financiado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), dineros noruegos y españoles y elaborado por la ONG paraguaya Instituto de Desarrollo, la Universidad de Formosa, Argentina, y la Fundación Cordillera, Bolivia, plantea que es imprescindible mejorar el uso del agua y construir nuevos canales para frenar el deterioro producido por el cambio climático.
De acuerdo a uno de los investigadores, hasta 2040 la cantidad de agua que caerá sobre el área será la misma que ahora, pero las mayores lluvias se registrarán en periodos cortos y en lugares donde antes no llovía. La tierra del Chaco es planicie llana que absorbe la lluvia, lo que plantea la necesidad de recogerla y almacenarla.
DEFORESTACIÓN
Actualmente los bosques son los ecosistemas más amenazados por excesivo pastoreo, prácticas inadecuadas de manejo de pastizales, la tala de árboles para generar carbón y durmientes para ferrocarril, y deforestación con fines agrícolas en zonas susceptibles a erosión eólica.
En 2013, las actividades agrícolas y ganaderas paraguayas y argentinas hicieron perder 539.233 hectáreas de bosque al Gran Chaco, situación que sólo puede revertirse con reforestación de árboles nativos. Y que representa un daño extra a los problemas del cambio climáticos: «a menos árboles, más acumulación de gases, por tanto más efecto invernadero y mayor sedimentación en los cauces del agua», dicen.
En los últimos años, la deforestación llega a máximos de 1.500 a 1.800 hectáreas por día.
Por supuesto, las medidas no están en manos de los investigadores. Por ello el informe –que también plantea instalar sistemas de alerta temprana para generar y difundir información agroclimática-, ya ha sido presentado a instancias gubernamentales de los tres países involucrados, haciendo hincapié en la necesidad de impulsar planes nacionales de adaptación a este nuevo escenario, concordantes con los del Panel Intercontinental sobre el Cambio Climático.
En el Gran Chaco vive una población de 8 millones 900 mil personas, de carácter multicultural y pluriétnica. La mayor parte de sus pueblos originarios son agricultores, pero también persisten los cazadores-recolectores. Y presenta una gran diversidad de ambientes, con sierras, grandes ríos, sabanas secas e inundables, esteros, salitrales, bosques y arbustos, con alta diversidad de fauna y vegetación.
“Al igual que la Amazonía –señala el informe- la región del Chaco juega un rol de fundamental importancia para mantener las dinámicas climáticas, hidrológicas, ecológicas y productivas de Sudamérica… y (como ella) está sometido a una intensa degradación ambiental y ecológica, producto de la acelerada expansión de la frontera agropecuaria, la contaminación de sus aguas por las actividades mineras en la zona andina, y el excesivo uso de agroquímicos en la producción agropecuaria. Así mismo, sufre procesos de erosión y desertificación incentivados por la deforestación y la agricultura intensiva, principalmente por el avance de la soja”.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) presenta un mapa de la deforestación de la zona, y el avance de la soja.
Tweet