Garantizando seguridad y anonimato, la iniciativa WildLeaks busca recibir información que ayude a desbaratar redes y corrupción de alto nivel. Apoyados por socios y una extensa red colaboradores, apuntan a lo más alto de la cadena para lograr impacto real en bajar la amenaza inmediata a muchas especies.
Una recién estrenada plataforma digital llamada WildLeaks, sin duda bautizada así para hacer el símil con Wikileaks, es la nueva herramienta para combatir los delitos forestales y contra la fauna silvestre. Se trata de un proyecto que busca recibir denuncias, garantizando seguridad y anonimato.
Ideado y financiado por la Elephant Action League (EAL) que ya trabaja en diversas iniciativas que intentan detener la caza y el tráfico de marfil en el centro y oeste de África (Gabón, Guinea y Tanzania), esta nueva ‘arma’ se puso como misión recibir y “evaluar la información anónima y transformarla en elementos procesables y acciones concretas”.
Y no van sólo por el marfil de elefante, sino por los que cazan rinocerontes por sus cuernos, grandes felinos, grandes simios, los armadillos, las aves y la madera ilegal, todas especies que constantemente hacen noticia a raíz de los enormes decomisos de productos derivados o por las alarmantes cifras que las tienen en peligro de extinción. El negocio ocupa el cuarto lugar entre los crimen transnacionales y que mueve a los menos 17 mil millones de dólares cada año.
Los intentos por detener la tendencia se multiplican, se hacen cumbres, se firman sanciones, se dictan leyes, se llama a los turistas a no comprar souvenirs. Nada sobra. “Nuestra primera prioridad –señala WildLeaks en la web- es facilitar la identificación, detención y enjuiciamiento de los criminales, los traficantes, hombres de negocios y funcionarios gubernamentales corruptos detrás de la caza furtiva de especies en peligro y productos forestales”.
CONTRA LOS PECES GORDOS
Lanzada en febrero de este año, uno de sus fundadores es el italiano Andrea Crosta, un ex asesor de seguridad con más de 25 años en proyectos de conservación, co-fundador de EAL, quien dice que sólo 24 horas después recibieron la primera denuncia. Hasta hoy han recepcionado 45 avisos y de ellos 28 han sido de utilidad. Relata que recientemente fueron alertados sobre un keniata poderoso, traficante de marfil y vinculado al gobierno.
Personajes de este tipo, que tengan un impacto real en la lucha contra los delitos, son el blanco al que busca apuntar WildLeaks, pues “nunca serán atrapados desde el interior, son demasiado poderosos. Se necesita ayuda exterior. Así que de momento tratamos de juntar pruebas”, afirma Crosta, responsable, desde EAL, de una investigación que desentrañó los vínculos entre el tráfico de marfil y el grupo terrorista somalí al-Shabaab.
Los otros tres fundadores son Pauline Verheij, abogada especialista en delitos medioambientales y violaciones a la CITES (Convención sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre); Fiona Macleod, reconocida periodista medioambiental sudafricana y Fiachra Kearney, un experimentado especialista en lucha contra tráfico de fauna silvestre y trata de personas, en África, el Sudeste Asiático y Medio Oriente.
Además este grupo directivo cuenta con una red de socios similares y ONGs ambientalistas en todo el mundo. Aseguran que la plataforma es altamente segura y permite al anonimato en la denuncia; trabajan con un sistema informático de encriptación. Una vez que reciben una información relevante pueden iniciar investigaciones propias, como la han hecho en dos oportunidades -están al borde de iniciar al tercera-, la pasan a agencias de seguridad o de orden público y/o la comparten con organizaciones de defensa del medio ambiente. Dicen usar metodología sofisticada, amplia red de contactos y última tecnología. Las denuncias hasta ahora han ido desde caza ilegal de tigres en Sumatra, a la tala ilegal de madera en Rusia y México y contrabando de fauna y flora salvaje en EE.UU.
«Los crímenes contra la fauna silvestre muy a menudo pasan desapercibidos y sin respuesta cuando las personas no hablan de ellos, y los denunciantes pueden desempeñar un papel crucial en el contraataque, sensibilizando y haciendo justicia», anima Andreas Crosta.
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