Se trata de una oficina-taller donde conviven diversos proyectos y pequeñas empresas que están por un cambio. Para ellos la sostenibilidad es más que una palabra vacía y tema de ‘tendencias’. Abogan por ella y han creado un espacio de trabajo donde pueden compartir visiones y contrastar ideas, porque ¿quién tiene la última palabra sobre el asunto?… el camino está en plena construcción.
Es una oficina comunitaria de 450 metros cuadrados en un antiguo edificio del barrio más cosmopolita de Berlín, Kreuzberg, que durante la separación de las dos Alemanias estuvo dividido y que hoy es llamado “la pequeña Estambul” por la gran cantidad de población turca y extranjera. Tiene 55 espacios para escritorio y muchas plantas decoran el ambiente. Ubicación y estilo quizás simbólicos de los que son: pequeñas organizaciones, empresas e individuos de diversas áreas y orígenes que apuestan por una sociedad sostenible y que quieren aportar hacia ese cambio.
Se auto bautizaron Think Farm, en inglés, algo así como ‘Piensa como si fuera una Granja’ (en verde), pero aludiendo a los conglomerados de moda, los think thank, donde expertos e investigadores “piensan” a la sociedad en la que estamos y elaboran las argumentaciones ideológicas sobre cómo cambiar o reforzar el modelo político-económico. El de ellos, claro, apunta a intercambiar conceptos y métodos para la vida en la economía del post-crecimiento.
Entre taller y oficina comunitaria, acá comparten la renta, pero bastante más que eso. “El modelo está diseñado para permitir relaciones de confianza y colaboración amistosa”, dice su presentación en la web. Realizan almuerzos regulares, llamados “Lunch of love”, pero sólo de comida vegana y vegetariana, en los que practican aquello de bajar los residuos y reciclar comida (apoyando las iniciativas foodsharing que se multiplican en suelo germano); dichos encuentros sirven para discutir las orientaciones de los proyectos, como las solicitudes de “asientos” en el estudio.
LOS ‘SOCIOS’
Entre sus socios está una agencia de comunicaciones que tiene como clientes desde fabricantes de zapatos veganos italianos y otros productos ‘eco’, a entidades internacionales como Oxfam (que trabajan para desterrar el hambre y denunciar los abusos de las transnacionales). Y leyendo sus principios se puede entender: sólo trabajan “para personas de ideas afines” a las suyas y empresas e instituciones responsables con la sostenibilidad, el respeto por las personas y el medioambiente.
Otros miembros son los fundadores de una plataforma digital que está siendo el lugar de encuentro para muchos profesionales e investigadores que quieren “establecer lazos para el cambio hacia un desarrollo socialmente justo y económicamente sostenible”.
Nils Aguilar es un sociólogo y documentalista de origen franco-alemán que prepara el próximo estreno en España y Latinoamérica de su película “Voces de la Transición”, que denuncia la explotación agroalimentaria y vincula la erosión del suelo con la erosión cultural de una miope política agrícola con fines de lucro.
“Todos tenemos una visión muy positiva del futuro, porque si no la tuviéramos, no tendríamos la fuerza para levantarnos cada mañana y hacer que suceda”, señaló el realizador sobre Think Farm. Animoso espíritu que su película comparte y que han alabado quienes ya la han visto en festivales de cine ecológico.
“No sólo es un lugar de trabajo favorable –señala el colectivo desde la web-, sino también un lugar donde hay gran cantidad de experiencia y es un caldo de cultivo para colaboraciones fructíferas”. Y es que como en todo el mundo, los que están preocupados de preservar el medio ambiente y quieren un mundo más justo y equitativo, saben que el camino está en plena construcción.
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