Tu basura es mi alimento

Las denuncias por el despilfarro de comida que termina en los vertederos, han dado pie en Europa a una serie de organizaciones sociales que buscan reutilizar los alimentos que estando aptos para el consumo humano se desechan. Hay exitosas experiencias en Reino Unido, Alemania y España que ‘alimentan’ comedores populares.

El concepto de “tu basura es mi comida”, suena muy duro y lo es. Pero al mismo tiempo es una fórmula que una serie de organizaciones no gubernamentales han ido encontrando en paralelo a la creciente denuncia sobre el despilfarro de comida generado en el mundo y que, en lo profundo del problema, ayuda a alimentar a los más pobres que no son pocos: 870 millones pasan hambre.

Desde hace unos años, en la Unión Europea es un movimiento en alza, pues las cifras son escandalosas: en 2012 unos 43 millones de sus ciudadanos estaban bajo la línea de la pobreza y una tercera parte de la comida producida se tiraba; 95 a 115 kilos por persona  de alimentos aptos para el consumo.

En 2009 el historiador inglés Tristam Stuart, 37 años, denunció esta realidad -que se repite en todo el mundo- con el libro “Despilfarro, el escándalo global de la comida” y dio el puntapié a la iniciativa con un acto en Trafalgar Square de Londres, llamado “Feeding the 5000”,  donde los asistentes consumieron 5 mil raciones de comida que de otra forma habrían terminado en la basura. El evento se repitió en 2011 y de allí en adelante ha tenido sus réplicas en varios países europeos cada año.

COMO FUNCIONA

“Comida basura (tu basura es un tesoro)”, es una plataforma ciudadana española que organiza y reúne a quienes quieran alimentarse con lo que bota la sociedad de consumo. “La comida no se tira”; “Con la comida no se juega”; “La comida no es un producto de consumo, es una necesidad básica”. Son las directrices de su manifiesto y sus actividades van desde identificar las zonas de Madrid donde se puede recoger comida en buen estado pero desechada, a talleres de cocina con sobras, organización de comandos de ‘recicladores de alimentos’, eventos para concientizar y hacer visible el despilfarro, recogida de alimentos desde contenedores de basura de supermercados hasta la solicitud de lo que van a tirar en mercados, tiendas, restaurantes. Y claro, fiestas y cenas populares.

Foodingsharing es otro espacio virtual hispano para organizar a quienes quieran participar en grupos que rescatan excedentes, los comparte y ayuda a distribuirlos donde se necesitan. También están en Zaragoza.

La mayoría de estos colectivos trabajan con organizaciones de beneficencia, bancos de alimentos y hacen de intermediarios con productores y agricultores para recoger verduras y frutas que no son compradas por las grandes cadenas y distribuidoras porque su aspecto no es el mejor, pero que son perfectamente saludables.

En Alemania, uno de los países con mayor comida desperdiciada junto a Holanda y Francia, Foodsharing partió en Colonia, pero es una amplia red donde personas, distribuidores y productores tiene la posibilidad de ofrecer o recoger los excedentes de alimentos de manera gratuita, compartirlo o llevarlo donde se necesita. Incluso tienen enlaces que permiten extender la red a Austria y Suiza.

En Reino Unido, FoodCycle dice que más de 4 millones de personas sufren pobreza alimentaria y desde mayo de 2009, cuando inició su labor, ha rescatado 86 mil kilos de alimentos y servido casi 80 mil raciones a sus comedores populares, con sus 1200 voluntarios en todo el país.

La organización estima que cada año podrían rescatarse 400 mil toneladas de comida de los supermercados. Allí, donde la escandalosa cifra de comida desperdiciada ha llevado a las principales cadenas a transparentar estos números en todos los eslabones de su cadena de producción, suministro y venta (con la idea de intentar bajarlos).

LOS HÁBITOS CASEROS

En Londres incluso hay tiendas que al finalizar cada jornada ponen los productos que han quedado del día, sándwich, productos de pastelería, frutas, en mesones fuera de sus locales y quienes necesitan pueden tomarlos de ahí.

Desgraciadamente no es una práctica habitual en el mundo. Los productores de comida, en general, prefieren botar la comida porque es más sencillo que donarla; temen meterse  en problemas por los vencimientos de alimentos.

Desde casa, cada uno, también puede aportar a bajar el desperdicio de comida. Ya que una parte importante de lo que llega a los vertederos (según datos de la Comisión Europea, un 42% del total de 89 millones de toneladas al año), tiene origen en los hogares. ¿Cómo? Comprando lo justo para el consumo del hogar, no caer en la tentación de las ofertas de los mayoristas (supermercados); sobretodo ensaladas preparadas, productos de panadería, frutas. Utilizar los restos; siempre es posible hacer alguna preparación con los residuos. Tomar conciencia respecto a la mentalidad de ‘compra y tira’ que estimula el sistema económico actual: no sirve. Se sobreexplotan los recursos, no alimenta a todos en el planeta y genera basura (que a su vez generan gases efectos invernadero).