Tribunal argentino reconoce derechos de una orangután

Dictaminó que se trata de un “persona no humana” y como tal sujeto de derechos básicos, entre ellos su libertad.  Se espera que el fallo siente precedentes a nivel internacional. El cambio de estatus legal de los animales, hasta ahora considerados cosas, es una demanda pendiente.    

Para los animalistas es un verdadero regalo de Navidad. En Argentina, una oranguntán que vive hace 20 años en el zoológico de Buenos Aires podría estar a un paso de salir de ese encierro y llegar a un santuario luego de que un tribunal la declarara “sujeto no humano” tras concederle un hábeas corpus, figura legal utilizada para personas privadas de manera ilegítima de libertad.

En noviembre pasado la Asociación de Funcionarios y Abogados por el Derecho de los Animales (AFADA), había pedido a la justicia liberar a Sandra –como se llama este ejemplar, que en febrero cumplirá 29 años- argumentando que su cautiverio era una privación ilegal de su libertad.

Los abogados señalaban que el primate “es una persona no humana que mantiene lazos afectivos, razona, siente, se frustra con el encierro, toma decisiones, posee autoconciencia y percepción del tiempo, llora las pérdidas, aprende, se comunica y es capaz de transmitir lo aprendido”. Pero la aplicación del hábeas corpus fue negado en esa ocasión y también desestimado en la apelación.

Así las cosas, AFADA recurrió a la Cámara de Casación Penal de Buenos Aires, que esta semana en lo que se dice es un falló inédito no sólo a nivel de la justicia trasandina, sino mundial, reconoció que Sandra tiene derechos básicos y que estos han sido vulnerados. Se trata del “confinamiento injustificado de un animal con probada capacidad cognitiva”, señala el dictamen.

En febrero la orangután cumple 29 años.

En febrero la orangután cumple 29 años.

VIENTOS DE CAMBIO

Hasta ahora los animales han sido considerados cosas, por tanto afectos a derechos de propiedad privada, pero este estatus está siendo fuertemente cuestionado. Circula desde hace un tiempo un manifiesto –impulsado por científicos, filósofos y juristas- que urge el reconocimiento de los grandes simios como personas no humanas y por tanto el cambio de normativas legales, políticas y morales al respecto.

“Aunque en distinto grado, todos los homínidos o grandes simios (chimpancés, bonobos, gorilas y orangutanes), emotiva y cognitivamente pueden compararse con niños de dos años. Es cierto que tienen 48 cromosomas y más pelo, pero también hay humanos con 44, 45, 46, 47, 48 y 49 cromosomas, más pelo y otras diferencias, y no dejan por ello de ser personas”, dice parte de la introducción al citado documento.

El cautiverio al que son sometidos los grandes simios, como otras especies (elefantes, delfines y hasta osos polares) por zoológicos o parques de entretenciones, que además suponen la captura de las crías y la muerte de los ejemplares adultos que intentan defender a sus manadas, para muchos ya es simplemente inaceptable. Mas aún cuando la destrucción de hábitat únicos hace urgente la protección y conservación de especies en peligro.

Sandra vive desde los 8 años en el zoo de Buenos Aires.

Sandra vive desde los 8 años en el zoo de Buenos Aires.

Este movimiento pro derechos de los animales incluye una organización norteamericana que trabaja exclusivamente para cambiar el estatuto legal de  algunos “miembros de especies distintas a la nuestra”. NonHuman Right Proyect ha presentado recursos similares en EE.UU. y, de hecho, asesoró a los abogados argentinos que lograron este dictamen favorable a Sandra, que se espera siente jurisprudencia internacional.

ÚLTIMA PALABRA: CORTE SUPREMA

En el zoo afectado rechazan el fallo. El veterinario a cargo declaró al diario La Nación que es un “pedido fundamentalista… que desconoce la biología de la especie, alegando injustificadamente maltratos, estrés o depresión…”. Sin embargo, informó que ya estaban en contacto con un santuario de la ONG Gran Simio (que aboga por el cambio de estatus legal de los primates) en Brasil, para derivar a Sandra, dado que el zoo se reorientará en animales autóctonos.

Cabe recordar que hace dos años, el oso polar que tenía el recinto murió debido a las altas temperaturas, según determinó la autopsia; pero el zoo alegó que el animal era de temperamento nervioso y había sido afectado por el ruido de los fuegos artificiales.

El abogado demandante afirmó que se trata de “una medida histórica. Constituye un golpe a la columna vertebral del ordenamiento jurídico argentino… y abre un camino para todos aquellos seres sintientes que se encuentran injusta y arbitrariamente privados de libertad”.

Sandra, la orangután, llegó a Argentina con 8 años proveniente del zoo alemán de Rostock y en cautiverio tuvo una cría que fue derivada a otro recinto. La sentencia no tiene apelación en la justicia ordinaria y sólo podría revocarla la Corte Suprema, si las autoridades  del zoológico apelan.