¿Las multinacionales ayudando a salvar la biodiversidad?

El enfoque lo propone Jason Clay, de WWF, quien trabaja para salvar el planeta con una mirada global en la cual la integración de las grandes compañías no solo es importante, sino vital, para resguardar el patrimonio limitado de recursos naturales de la tierra.

Muchos ambientalistas creen que la gente, una “masa crítica” primero y luego el resto con el tiempo e información necesaria, lograrán que las empresas cambien y opten por producir de manera sustentable, con respeto al planeta y los recursos naturales. Jason Clay no.

Vicepresidente Senior de Transformación de Mercado del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF su sigla en inglés), doctorado, con estudios de Antropología y Agricultura, enseñó en Harvard y Yale, trabajó en el Departamento de Agricultura de EE.UU. y por 25 años se dedicó a organizaciones vinculadas a los derechos humanos y ambientalistas, Clay no lo cree y habla con toda propiedad: “Después de 40 años el movimiento ecologista ha logrado abarcar el 0.7 del mercado alimentario. No podemos esperar tanto, no tenemos tanto tiempo”.

En una Charla Ted de 2010, este hombre corpulento y de discurso rápido, explica lo que lleva haciendo los últimos años y por qué. Y después de oírlo, se comprende la mirada que tiene sobre el problema.

Jason Clay lo resume en simples palabras: Tenemos un planeta finito y recursos limitados. Hoy estamos consumiendo “1.3 planetas”; en 2050 seremos unos 9 mil millones de habitantes y según todos los cálculos consumiremos el doble que ahora. En otras palabras, el planeta no dará para eso.

Por una parte, necesitamos producir lo mismo y más, pero con menos, mejorar la eficiencia y bajar el consumo. Además, hacerlo de una manera sostenible. La pregunta del millón es cómo.

Clay ha ido encontrando la respuesta: “Colusión”, dice. Tenemos que resolver la sustentabilidad antes que la competencia y para eso hay que trabajar juntos. EE.UU y China; Coca Cola con Pepsi; Cambridge con Oxford; Greenpeace con WWF. “Tenemos que poder administrar este planeta como si se nos fuera la vida en ello… porque nos jugamos la vida en ello”.

Y revela el enfoque.

Cuenta que han identificado 35 lugares de una extraordinaria biodiversidad en el planeta que es necesario preservar y 15 materias primas que representan el mayor riesgo para estos ecosistemas, ya sea por deforestación, uso de agua, pesticidas, degradación de suelos, sobrepesca, etc.

(Algunas de ellas son el aceite de palma, algodón, caña de azúcar, lácteos, soya, industria del salmón, celulosa y papel, maderas, aceite de pescado, carne de res, atún, camarones tropicales y de cultivo).

Y ¿cómo iniciar el trabajo con quienes son los productores para tratar de cambiar esta realidad? Empezaron a cruzar información hasta que llegaron a la conclusión de que solo 100 compañías controlan el 25% del comercio de las 15 materias primas.

Ese 25% es clave, pues si las empresas que lo controlan exigieran productos sostenibles transformarían entre el 40 y 50% de la producción. Es más rápido que lo hagan ellas a esperar que lo hagan los consumidores. Por supuesto, no pueden abordar individualmente a cada empresa, tiene que hacerlo con la industria; entonces, organizan mesas redondas donde intervienen sectores empresariales, productores, compradores, ambientalistas, investigadores, sociedad civil. A veces –relata Clay- se convierte en una verdadera batalla campal, pero aún así logran acuerdos.

Convencer a las empresas de que participen no es fácil; no les gustan las ONG. Pero entienden que sin materias primas, se les acaba el negocio, pues no tendrán producto que vender. Y es que, finalmente, el cambio hay que hacerlo con ellas.

“Nuestro objetivo –explica Clay- es encontrar la manera de producir más, con menos tierra, menos agua y menos contaminación”.

Duración: 19.30 Minutos. Subtitulada.