Una ordenanza de medio ambiente, pretende extender un plan para erradicar las aves originarias de Europa hasta 2025, pues hoy son consideradas amenaza para sus aves nativas -patos y gansos-, para la aviación y las personas…
Los elegantes cisnes blancos llegaron a América del Norte a fines de 1800 junto con los colonos europeos para dar belleza a sus tierras. Pero en el mundo de hoy, en la ciudad de Nueva York, específicamente, ya no los quieren y pretender exterminar su población de al menos a 2.200 ejemplares, tras ser calificados de “violenta amenaza”.
Cuesta entender una medida tan radical para un ave cuya belleza es única, que suele adornar las postales del Central Park y que en Gran Bretaña son premiados y protegidos por la Reina, pero el Departamento de Conservación de la urbe estadounidense afirma que se trata de una “especie invasiva prohibida”, que destruye el hábitat de patos y gansos, sus aves nativas, contaminan las aguas por sus heces que contiene E. coli y son una amenaza para la aviación.
Por supuesto, los culpables no son los cisnes, sino el hombre, que primero los sacó de su tierra nativa y luego no controló su población, pero ahora pagarán las aves. Ejemplos hay cientos, como ocurre con los loros, que llegaron de mascotas y ahora son colonias enteras las que habitan los parques de muchas ciudades.
«Los cisnes pueden ser culpados por la degradación de la vegetación acuática, pero el mayor problema es la contaminación. Hasta que este problema no sea controlado, la matanza de cualquier especie no será la solución”, señala la organización de defensa de los animales Goose Watch NYC .
«Todavía tengo que encontrar a alguien que haya sido seriamente herido por un cisne», afirmó un activista de la ONG , que se niega a creer que 2.200 cisnes sean una amenaza para los 18 millones de habitantes de Nueva York. «Es simplemente escandaloso tratar de exterminar una especie completa que ha vivido en el estado por más de 150, casi 200 años», afirma.
La ofensiva de la oficina de medio ambiente del Estado pretende extender su plan hasta 2025, matando a los cisnes que vagan libres por la ciudad, aplicando la eutanasia a los capturados vivos –“de acuerdo a las pautas establecidas para animales salvajes”-, o permitiendo la “propiedad responsable” a los que vivan en cautiverio. Sus nidos serán igualmente destruidos, lo mismo que sus huevos y crías, dice el texto del polémico plan de control, que recibirá comentarios durante febrero antes de entrar en vigencia.
¿Será muy difícil buscar una solución menos cruel? O todo lo que molesta, simplemente lo borramos del mapa. ¡Qué civilizados!
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