Los alimentos procesados normalmente tienen exceso de azúcar, sal, grasas poco saludables, conservantes y otros aditivos.
Pero probablemente ya sabes eso. Lo que no sabes es el alcance de los estragos que pueden causar en el cuerpo, un secreto muy bien guardado que la industria de alimentos procesados no quiere que sepamos
En resumen, aunque puedan tener buen sabor y ser fáciles de preparar, cuando comemos alimentos procesados estamos cambiando salud por comodidad.
Donna Gates (artículos en inglés), autora de “The Body Ecology Diet” (pincha el título si quieres comprarlo en amazon) explica 10 razones por las que pensarás dos veces la próxima vez que sientas la tentación de comer alimentos procesados.
1. Son adictivos e incitan a comer en exceso
El procesamiento modifica o elimina los componentes importantes de los alimentos, como la fibra, el agua y los nutrientes, cambiando la forma en que se digieren y asimilan en el cuerpo.
A diferencia de los alimentos enteros, que contienen una mezcla de hidratos de carbono, grasas, proteínas, fibra y agua para ayudarnos a sentir satisfechos, los alimentos procesados estimulan la dopamina (un neurotransmisor), lo que hace que te sientas bien, aunque la comida carezca de nutrientes y fibra. Esta estimulación de dopamina artificial puede conducir a los antojos y, en última instancia, adicción a la comida.
2. Están relacionados con la obesidad
Está prácticamente garantizado que los alimentos procesados contienen aditivos vinculados a la obesidad. Esto incluye el glutamato monosódico (MSG), jarabe de maíz alto en fructosa, edulcorantes artificiales y mucho más. Además, los hidratos de carbono refinados como los cereales de desayuno, pan, galletas dulces y saladas, y la mayoría de los alimentos procesados se transforman en azúcar rápidamente.
Esto aumenta la insulina y los niveles de leptina (hormona producida por el tejido adiposo que actúa en el cerebro regulando metabolismo y apetito), y contribuyen a la resistencia a la insulina, que es el factor principal subyacente de casi todas las enfermedades crónicas, incluyendo el aumento de peso.
3. Se rompen los principios de la combinación de alimentos
Algunos expertos (en inglés) en nutrición y salud creen que el consumo de alimentos en ciertas combinaciones ayuda a los procesos digestivos del cuerpo a trabajar más eficientemente y absorber más nutrientes. De acuerdo con una de esas premisas, comer proteínas y almidones juntos, lo cual es común en los alimentos procesados (como una pizza de pepperoni), inhibe la digestión, lleva a la putrefacción de los alimentos, genera condiciones de acidez en la sangre y es compatible con patógenos causantes de enfermedades en el intestino.
4. Los alimentos procesados desequilibran el ecosistema interno
Los microorganismos que viven en el tracto digestivo son nuestro “ecosistema interno” e influyen de una forma muy importante en numerosos aspectos de la salud. Los alimentos procesados alteran este sistema, suprimen la microflora beneficiosa y traen problemas digestivos, antojos y enfermedades crónicas. Los microorganismos beneficiosos de nuestro intestino se nutren y deleitan con alimentos enteros, sin procesar.
5. Son perjudiciales para el estado de ánimo y el Cerebro
Los cambios de humor, problemas de memoria e incluso depresión son a menudo el resultado de una dieta de alimentos muy procesados. De hecho, la mayor concentración de serotonina, que está implicado en el control de estado de ánimo, la depresión y la agresión, se encuentra en los intestinos (el 90%), no su cerebro!
Su intestino y el cerebro en realidad trabajan en tándem y se influyen recíprocamente. Esta es la razón por la que la salud intestinal puede tener una profunda influencia en la salud mental, y viceversa – y por qué comer alimentos procesados que dañan la flora intestinal puede tener un impacto profundamente negativo en el estado de ánimo, la salud psicológica y la conducta.
6. Fomentan ‘comer a la carrera’
Los alimentos procesados son rápidos y fáciles, lo que los hace «perfectos» para comer cuando hay prisa. Sin embargo, comer en el camino o mientras estás haciendo otras cosas, puede provocar la pérdida de contacto con las señales naturales del cuerpo que avisan cuando se está satisfecho, lo que lleva a comer en exceso y subir de peso. También es más difícil para el cuerpo digerir adecuadamente cuando se está ocupado en otras tareas.
7. Las etiquetas nutricionales pueden ser engañosas
Un alimento procesado se puede etiquetar «natural» o «sin azúcar», pero eso no significa que sea saludable. Un producto «natural» en términos legales puede estar modificado genéticamente, lleno de pesticidas o hecho con jarabe de maíz, aditivos, conservantes e ingredientes artificiales.
En EE.UU. la Food and Drug Administration (FDA) permite a los fabricantes usar tamaños absurdamente pequeños de las porciones en sus etiquetas, lo que puede generar una falsa sensación de seguridad a la hora de determinar la cantidad de nutrientes o toxinas declaradas y aquellas que realmente se están consumiendo.
8. Las carnes procesadas están ligados al cáncer
Las carnes procesadas son aquellas preservadas con humo, sal o la adición de conservantes químicos, que incluyen tocino, jamón, pastrami, salami, pepperoni, salchichas y hamburguesas. Particularmente problemáticos son los nitratos que se agregan a las carnes, pues se convierten con frecuencia en nitrosaminas, que están asociadas a ciertos tipos de cáncer. La carne cocinada a altas temperaturas también pueden contener hasta 20 diferentes tipos de aminas heterocíclicas, o HCA, sustancias también ligadas al cáncer.
9. Pueden aumentar riesgo de infertilidad y malnutrición
Como los alimentos procesados son despojados de nutrientes, se podría comer una gran cantidad de calorías y aún así estar malnutrido. En tan sólo tres generaciones, una dieta deficiente en nutrientes puede conducir a la infertilidad. Además, los alimentos procesados a menudo contienen transgénicos, que también están vinculados a problemas reproductivos.
10. Larga vida útil, pero no salud duradera
Los alimentos procesados pueden durar mucho tiempo en la despensa, gracias a sus cócteles químicos de conservantes y otros aditivos. Desgraciadamente los productores invierten dinero y tiempo en estrategias para aumentar la vida útil del producto y crear envases atractivos, pero muy poco en los nutrientes o en cómo éstos afectarán la salud humana.
Fuente: Waking Times
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