Es raro ver a una vaca saltando o jugueteando con otra vaca. Bueno, aquí se ve. Quizás fue sólo un pequeño y único recreo, pero su felicidad fue evidente. Es emocionante verlas, porque las vacas de la industria lechera suelen vivir confinadas a estrechos lugares y casi sin ver la luz del día, y acá se las ve primero perplejas y luego, francamente desatadas.
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