La medida busca detener la caza ilegal y proteger la menguada población del mamífero, muy preciado por su cuerno. Sin embargo, hay un antecedente poco feliz del dispositivo en Johannesburgo. Pese a todo, se estima que en el mundo quedan unos 30 mil ejemplares. Cualquier esfuerzo es bienvenido.
Para intentar evitar la acción de los cazadores furtivos sobre los rinocerontes kenianos, se implantarán 1.000 microchips en los cuernos de la ya menguada población de estos mamíferos, lo que permitirá fortalecer el sistema de vigilancia sobre ellos y hacer un seguimiento de sus cuernos.
La donación, por un monto de 150.000 dólares, incluye también cinco scanners y fue realizada por el Fondo Mundial para la Naturaleza (más conocida por la sigla WWF y la figura del oso panda) al Servicio de Vida Silvestre de Kenia (KWS), organizaciones animalistas que mantienen una antigua alianza que busca asegurar la sobrevivencia de los rinocerontes negros ante las amenazas y al menos lograr una tasa de crecimiento de su población del 1% al año.
Esta alianza se remonta al año ’62, cuando la WWF recaudó dinero para comprar un terreno y se asoció con el gobierno para ampliar el Parque Nacional Lago Nakuru. 25 años más tarde, las autoridades declararon este parque el primer santuario del rinoceronte negro de Kenia. Desde entonces la WWF apoya financieramente buena parte del trabajo de conservación del rinoceronte que realiza la KWS.
A pesar de todos estos esfuerzos, sólo en lo que va del año han muerto 45 rinocerontes a manos de cazadores en busca de sus cuernos. Tanto éstos como los colmillos de elefantes son altamente apreciados en el mercado asiático, donde se les atribuyen propiedades medicinales y afrodisíacas y son comercializados ilegalmente. En Vietnam, principal destino del cuerno de rinoceronte, se cree que cura el cáncer y se ha popularizado entre los ricos como remedio para la resaca.
Tras la extinción de una subespecie en el Congo y Sudán, el 98% de la población de rinocerontes -uno de cuatro mamíferos más grandes sobre la tierra- reside en 4 países Kenia, Namibia, Zimbabue y Sudáfrica. En total, su población no supera los 30 mil ejemplares, entre rinocerontes blancos y negros.
El microchips permitirá rastrear los cuernos incluso si llegan al extranjero e intentan ser vendidos en el mercado negro. También ayudará, junto a los análisis de ADN, en la identificación de cargamentos ilegales, además de aportar pruebas en juicios contra cazadores.
«La tecnología revelará y mejorará el conocimiento de la cadena de comercio del cuerno del rinoceronte», aseguran desde el KWS.
MICROCHIPS FATAL EN JOHANNESBURGO
La fauna del continente africano es muy apreciada y éxito de esta medida permitiría extenderla. Sin embargo, hay un antecedente poco feliz respecto a los microchips.
El año pasado en una reserva de Johannesburgo, Sudáfrica, un rinoceronte murió tras la implantación de este elemento que buscaba justamente protegerlo.
El hecho ocurrió ante los medios de comunicación cuando se hacía la demostración de la iniciativa. El rinoceronte no despertó de la anestesia, luego se dijo que tal vez de debió a la longevidad del ejemplar, de 22 años.
En Sudáfrica el rinoceronte es un animal en peligro de extinción y, por lo tanto, protegido. Pese a ello, en 2011 hubo 443 ejemplares abatidos, superando los 333 de 2010. Y en 2012 se rompió el record: 668.
Así las cosas, cualquier esfuerzo se agradece.
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