190 países se reúnen en Polonia por 12 días intentando llegar a acuerdo para reducir los gases de efecto invernadero a partir de 2020. Eso, si los grandes “emisores” ratifican. Paradoja, además, que la cumbre sea en Polonia, dicen ecologistas. El país genera el 90% de su electricidad de termoeléctricas (a carbón).
Desde hoy y hasta el próximo viernes 22 de noviembre, 190 países se reúnen en la capital de Polonia para acordar medidas que mitiguen el calentamiento global. La secretaria general de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC), Christiana Figueres es clara: “Este el momento de luchar contra el cambio climático, ni mañana ni pasado. Ahora”.
Lo dice en un país cuya matriz energética está basada en el carbón. Y que paralelamente a la cumbre acogerá el próximo 18 y 19 una Conferencia Internacional del Carbón. “Parece provocador” dicen desde la organización Red de Acción Climática y recuerdan que la sureña ciudad de Cracovia se encuentra entre las ciudades más contaminadas del mundo.
Objetivos… difíciles de alcanzar
Se trata de la 19° Cumbre del Clima. Su objetivo, lograr un acuerdo multilateral vinculante para reducir la emisión de gases efecto invernadero. Ello supone que cada país, tras realizar análisis internos, elabore un proyecto con metas en cifras concretas. Estos deberían estar listos en la próxima reunión en Lima 2014 y aprobarse en París 2015, para que recién entren en vigencia en 2020.
Parece un itinerario eterno para un problema urgente. Las noticias sobre el tema están a la orden del día. Sin ir más lejos, a fines de la semana pasada la Organización Meteorológica Mundial (OMM), agencia de la ONU, alertaba sobre un nuevo récord de concentración de los tres principales gases de efecto invernadero en 2012.
El valor que mide el calentamiento global, llamado “forzamiento radioactivo”, registró un aumento del 32% entre 1990 y 2012. El CO2 (proveniente de la quema de combustibles fósiles) es responsable del 80% de éste. Si se analiza históricamente, “desde el comienzo de la era industrial en 1750, la concentración atmosférica media mundial de CO2 ha aumentado en un 41 %, la de metano en un 160 % y la del óxido nitroso en un 20 %», detalla el informe.
Para los gobernantes ponerse de acuerdo no es tan urgente. Deben fijar criterios que les permitan establecer compromisos. Y la historia no ayuda a ser optimista respecto de aquello. El famoso Protocolo de Kioto (cuyo segundo período hasta 2020 debe ratificarse ahora) sólo compromete a los países de la Unión Europea, además de Australia, Noruega y Croacia, que juntos emiten el 15% de las emisiones globales. EE.UU. responsable del 36% de las emisiones nunca ratificó el acuerdo y Japón, Canadá y Rusia se salieron de él posteriormente.
El problema es que los países desarrollados son responsables del 55% de la emisión de gases. Que los “grandes” no se sumen supone un fracaso de cualquier cumbre y finalmente de todos nosotros y del planeta. Además, los plazos que se establecen –entendiendo que no es fácil ponerse metas- son a años, cuando todos los informes hablan de tomar medidas hoy. Y mientras el Fondo Monetario Internacional, por ejemplo, habla de reducir las subvenciones a combustibles fósiles, estudios científicos y ambientalistas sugieren y abogan por modelos donde la energía renovable sea central y se deje fuera a los combustibles fósiles. Y entre ambos… hay un mundo.
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