Ecuador: Chevron debe pagar por el caso de “Chernobyl Amazónico”

Es la demanda colectiva más grande -30 mil damnificados, la mayoría indígenas-, y la más alta sanción económica a una petrolera en el mundo, pero las víctimas llevan 20 años intentando que se les reconozca como tales y aún siguen esperando. La compañía norteamericana se ha escudado en recursos legales cuya maraña judicial ha dejado el problema de fondo invisible.

Se le conoce como el “Chernobyl Amazónico” por la magnitud de la tragedia. Sus víctimas, campesinos e indígenas ecuatorianos, llevan más de 20 años peleando porque se les reconozca como tales y se les indemnice el daño. Los menos perjudicados, porque hubo más de 1.400 personas que murieron de enfermedades provocadas por los vertidos de petróleo derivados de las prácticas extractivas que realizó en la región de Lago Agrio, noroeste de Ecuador, la industria norteamericana Chevron entre 1964 y 1992.

En 2011 tras un largo proceso, un juzgado provincial ecuatoriano la sancionó con una multa de 19.000 millones de dólares que la petrolera no aceptó, apelando a la máxima instancia judicial del país, la Corte Nacional de Justicia, la que hace unos días entregó su fallo definitivo: Chevron es condenada a pagar 8.646 millones de dólares, más un 10% por concepto de reparación a favor del Frente de Defensa de la Amazonía, que agrupa a los 30 mil demandantes, en su mayoría comunidades indígenas.

Se trata de la mayor demanda colectiva (5 etnias de 80 comunidades) y la sanción económica más alta a una petrolera por daño al medio ambiente en el mundo. ¿La respuesta de Chevron?: “La sentencia es tan ilegítima e inejecutable hoy como el día en que fue emitida originalmente hace casi tres años”, señaló el asesor para América Latina y África.

Cáncer, leucemia y abortos

La compañía tiene presencia en más de 180 países, fue la segunda petrolera más rentable de EE.UU. en 2005 y figuró en el N°4 de la lista Fortune por sus ganancias en 2006. Durante sus años en Ecuador, Texaco (hoy fusionada con Chevron) extrajo 15.000 millones de barriles y se vertieron 19 mil millones de galones de residuos y otros 17 millones de galones de petróleo.

Fueron perforados más de 350 pozos en plena selva y al irse Chevron-Texaco de Ecuador quedaron 916 piscinas sin revestimiento llenas de desperdicios tóxicos. Luego estos fluyeron hacia los pozos de agua, contaminando de paso todo el ecosistema de una parte de la mayor selva del mundo, la Amazonía.

Las consecuencias de los derrames y los desechos que quedaron en zona de Lago Agrio han provocado altas tasas de cáncer, abortos espontáneos y leucemia infantil. El agua está contaminada y los indígenas han debido desplazarse por la pérdida de sus tierras a raíz de la contaminación.

Chevron sostiene que ha limpiado las zonas y que sus estudios señalan que no hay contaminación peligrosa para el medio ambiente en Lago Agrio. Incluso tiene una página en Internet que pretende recoger pruebas y testimonios de que se cometió un “fraude judicial” con ellos; que la demanda presentada en 2003 tiene incoherencias, vacíos legales y jurídicos (con falsos casos de cáncer incluidos); y que esa primera sentencia es producto de fraude, colusión, corrupción y chantaje de los abogados demandantes.

Demandas en Nueva York y Ecuador

A mediados de octubre pasado, una Corte de Nueva York iniciaba la parte final de un largo y complejo proceso del que Chevron espera un fallo absolutorio de la sentencia ecuatoriana de 2011 por el supuesto fraude y soborno del abogado demandante al juez. Chevron también alega que cuando se dictó sentencia ya no tenían presencia en el país, pues la acusación quiere hacer valer el fallo en Canadá, Argentina y Brasil, para efectos de embargo de bienes de la compañía.

La disputa legal se inició en 1993 ante tribunales neoyorkinos con la demanda de los afectados. Pero Texaco logró que ésta fuera admitida en Ecuador y al adquirir la compañía en 2001, Chevron heredó el litigio. La corte latina falló en 2011, pero la petrolera no acató la sentencia e interpuso, inmediatamente esta vez en Nueva York, una demanda que acusa a los abogados demandantes de informes falsos y sobornar al juez.

Además, han apelado a la Corte Permanente de Arbitraje en La Haya, en tanto el proceso involucra a las oficinas de Chevron en Canadá, Brasil y Argentina, y a Ecuador, como socio de la petrolera en actividad extractiva de crudo. Para el presidente Rafael Correa el caso es una cuestión de “honor nacional” y en septiembre de este año inició la campaña “La mano sucia de Chevron” para mostrar al mundo la destrucción ambiental.

En el frente ecuatoriano, en 2012 el gigante petrolero interpuso un recurso de casación por el fallo de 2011 en la Corte Nacional de Justicia ecuatoriana, última instancia judicial en el país, cuyo falló recién emanado la semana pasada, tampoco pretende cumplir.

Legado tóxico sin sanción

Las resoluciones judiciales de este caso -emblemático por su magnitud- podrían sentar precedentes para la responsabilidad de las compañías en otros desastres medioambientales en el mundo. Pero, desgraciadamente, la historia no ayuda a ser optimistas. Sin ir más lejos, en España esta misma semana se conoció una sentencia absolutoria para todos los involucrados en el peor vertido de crudo en el mar en lahistoria de ese país, caso conocido como “Prestige”, acontecido en 2002 y donde se derramaron 77 toneladas de petróleo que inundó las costas de Galicia y se expandió por 1.700 kms., desde Portugal hasta Francia.

La maraña legal en que está el caso, otra vez, deja a las víctimas en segundo y último plano. Para dar fe del desastre en que viven cientos de personas, el caso de Lago Agrio ha sido objeto de documentales y la preocupación de activistas medioambientales. Figuras como los actores Daryl Hanna en 2007 y Danny Glover hace unos días han visto el desastre de primera mano.

Quizás el testimonio más elocuente sea el que dio la ex esposa de Mick Jagger, desde hace años activista de los derechos humanos, Bianca Jagger,  en una carta publicada en el Huffington Post y reproducida íntegramente por el diario El País, de España (lee aquí), el pasado 22 de octubre a propósito del inicio de los alegatos en Nueva York. Señala que escribe porque no quiere que el problema real quede en el olvido judicial, que levanta su voz como defensora de los derechos humanos, que no escribe como defensora del equipo legal, sino en nombre de las víctimas “que tal vez nunca logren la justicia que merecen”.

Jagger visitó la zona 2003 y dice haber quedado horrorizada: “El sufrimiento y la devastación ambiental que presencié no es un invento ni ficción. Es el legado tóxico dejado por Texaco para las generaciones presentes y futuras”.