La medida no obedece a la conciencia ecológica del gobierno, solo pretende reducir costos, pero es aplaudida por ambientalistas. Junto a la prohibición absoluta de captura en el estado asiático de Brunei y la ilegalidad de cercenamiento de aletas y descarte por la borda del tiburón aún vivo, fijada por la Unión Europea, son acciones que pueden ayudar a reducir la impresionante cifra de 100 millones de tiburones muertos cada año… Por una sopa, considerada manjar entre los asiáticos.
A partir de ahora no se volverán a degustar los platillos que contengan aletas de tiburón en ninguna cena ni recepción oficial del gobierno chino. La agencia de noticias Xinhua informó que a comienzos de diciembre el gobierno central de China publicó un reglamento que también excluye de los menús nidos de aves y productos de animales salvajes.
Tanto éstos últimos como las aletas de tiburón son altamente cotizados y habituales en las cenas de lujo en China. Y aunque la medida es aplaudida por quienes luchan por detener la matanza del mayor depredador de los océanos, que mantiene en equilibrio los distintos ecosistemas marinos, no se obedece a conciencia ecológica, sino económica. Se quiere promover la frugalidad y evitar la extravagancia. Junto a ella, también se prohíbe servir licores y cigarrillos caros.
En cualquier caso, la decisión transparenta el hecho quizá ignorado por muchos comensales; pues aleta de tiburón simplemente se traduce al chino como “aleta de pescado”. Y se espera que ayuda a bajar las cifras de caza, estimadas en 100 millones cada año, más del 95% de ellas destinadas a satisfacer el mercado de China, Hong Kong y Taiwán. En este país el platillo es considerado un manjar, además de símbolo de poder, alguna vez un lujo reservado solo a las élites; pero el ascenso de la clase media lo hizo asequible a millones y volverse algo habitual en banquetes de bodas y otros eventos.
ALETEADO SANGRIENTO
“Finning” (aleteado) es el nombre que se da a la brutal práctica de cortar las aletas y luego descartar el tiburón por la borda -la mayoría de las veces vivo- y que termina muriendo desangrado lentamente o ahogado. ¿Por qué? Lo cotizado son las aletas, no la carne.
Desde julio de este año la Unión Europea (UE), la mayor potencia mundial en la pesca de tiburones y primer exportador a Asia, lo prohíbe; de manera que los tiburones deben ser desembarcados con el cuerpo intacto.
Los ambientalistas acusan que el consumo de aleta de tiburón –que puede costar 100 dólares en EE.UU.- ha diezmado a las poblaciones de tiburones. La ONG Oceana señala que la naturaleza incompleta de datos relativos a la captura hace difícil fijar una cifra, pero se calcula que unos 100 millones de tiburones son “aletados” cada año.
Los tiburones crecen a una tasa de 5% anual y tienen vidas biológicas más parecidas a los mamíferos que a otros peces; crecen lento y maduran tardíamente, algunos a los 21 años de edad y dan a luz sólo tres crías cada tres años.
Las 14 especies de tiburones más comunes de las cuales se comercializan aletas están en riesgo de extinción. Pero hay más de 141 especies clasificadas como amenazadas. El auge de este comercio se sitúa en los últimos 40 años. Desde entonces la población y el tamaño de los escualos ha disminuido dramáticamente.
Un gran paso en su defensa fue la resolución adoptada en junio de este año por Brunei, primer país asiático en determinar prohibición absoluta de captura de tiburones, como de venta de aletas, importación o comercio de cualquier producto derivado de él.
Por ello más allá de las razones, los activistas celebran la decisión del gobierno chino. «Va a tener un gran impacto en la sociedad, porque lo que el gobierno hace muestra liderazgo en la sociedad y luego el sector empresarial hará lo propio», dijo Hofford.
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