Cazadores acaban con el mayor elefante de Kenia

Tenía unos 50 años y era de los últimos grandes de colmillos hasta el suelo. Fue abatido en un parque nacional, pese que tenía protección “24/7”, pues se sabía que era presa codiciada. “Satao murió para alimentar la demanda de marfil en países lejanos”, escribe un conservacionista; “era un tesoro mundial”, dicen otros. En paralelo se revelaron las cifras 2013 del estado de la especie: 20 mil elefantes asesinados. 

“Satao” era uno de los últimos sobrevivientes de los grandes elefantes macho de colmillos hasta el suelo, (tuskers; un elefante-toro), era un ícono, símbolo y orgullo del Parque Nacional Tsavo, de Kenia, donde fue asesinado a los 50 años por cazadores furtivos que lo habían acechado anteriormente. La noticia confirmó los rumores que hace semanas circulaban sobre la muerte del querido paquidermo, que se suma a la de otro símbolo de la conservación keniata, Mountain Bull, 46 años, nombre que aludía a su enorme talla -7 toneladas-, abatido por cazadores en Mt. Kenya Forest a comienzos de junio.

La fundación The Tsavo Trust señaló en su Facebook que “Satao” fue herido por flechas envenenadas a fines de mayo, pero su cara fue mutilada, lo mismo que sus enormes colmillos y debieron buscar otros rasgos para confirmar que se trataba de él. “Satao murió para alimentar la demanda insaciable de marfil en países lejanos… Una gran vida perdida para que alguien de lejos puede tener una baratija sobre su chimenea”.

Sus enormes colmillos lo hacían identificable desde las alturas.

Sus enormes colmillos lo hacían identificable desde las alturas.

TESORO MUNDIAL

“El dolor en Kenia sobre la masacre de nuestros elefantes se está traduciendo en un mar de lágrimas e indignación en Twitter y Facebook”, escribe una columnista keniata en el diario inglés The Guardian. Señala que el enorme elefante era descrito como un animal muy inteligente, que sabía que debía esconder sus enormes colmillos intencionalmente entre los arbustos. “Me horroriza pensar –escribe un activista que lo conocía- que las habilidades de supervivencia que este ‘toro’ ha aprendido laboriosamente durante medio siglo han sido inutilizadas por el uso de cazadores furtivos de productos masivos chinos; GPS-teléfonos inteligentes, motos baratas y lentes de visión nocturna”

Satao no sólo era ícono del país, sino “un tesoro mundial”. Su fenomenal tamaño lo hacía un blanco obvio y por ello tenía protección “24/7 de las organizaciones de conservación” –se afirma en el diario inglés-, y a pesar de ello hoy en Kenia están de luto por su muerte. ¿Qué salió mal?, se preguntan.

Según la bloguera, entre las autoridades del país como en el Kenya Wildlife Service no se admite la magnitud de la crisis. Las cifras entregadas hasta ahora de 97 elefantes muertos en lo que va del año no coinciden con otros informes; las cifras reales, que son encubiertas, superarían 10 veces a las oficiales. La única explicación que encuentra la columnista es que el próximo 24 de junio Kenya debe presentar un informe en el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, PNUMA, y quiere mostrar “éxitos de conservación”.

Lo mató la demanda insaciable por marfil.

Lo mató la demanda insaciable por marfil.

2013: 20.000

En paralelo a la triste noticia, la Convención sobre Comercio Internacional de Flora y Fauna (CITES) reveló que más de 20 mil elefantes fueron asesinados en 2013 en África; la cifra es menor que la de 2011 (25.000) y 2012 (22.000), pero sigue siendo altísima. Y se matan más animales de los que nacen; así las cosas aunque la caza se estabilice al nivel actual la población seguirá cayendo.

En el continente negro quedaría un 2% de elefantes y hay países como Somalia, Senegal y Sudán, donde puede considerarse extinto. Aunque la lucha internacional contra el tráfico de marfil se ha intensificado en el último tiempo, en CITES señalan que hay especuladores que apuestan por la extinción de la especie y el precio que alcanzaría éste si ello ocurriese.

Por ahora, los decomisos de marfil van en aumento y en 2013 fueron mayores en África –el punto de origen-, que en Asia –su destino-, alcanzando las 40 toneladas. Desgraciadamente en lo que va del año, ya se registran 55 toneladas. Impacta y, según estiman aduanas, es apenas un 10%  lo que ellos logran detectar de todo el tráfico ilegal.