Perú: ante polémica por prohibición de comer carne de gato, piden regular su consumo

La decisión de una jueza de la providencia de Cañete, Perú, de prohibir el consumo de carne de gato luego de acoger un recurso presentado por el Colegio de Abogados de Lima en representación de organizaciones defensora de los derechos animales, está generando polémica en ese país.

Cada año en Septiembre se celebra el Festival de Curruñao o Festival del Gato, donde se matan cerca de 100 felinos para ser degustados durante el fin de semana que dura la fiesta religiosa en honor a Santa Ifigenia, en la localidad de Quebrada en Cañete.

El consumo en la zona no se limita sólo al festival, por ello sus defensores, entre ellos la alcaldesa de La Quebrada, aseguran que se trata de una costumbre muy arraigada en el poblado, lo mismo que alegan los japoneses que cazan y matan delfines, además de comer su carne pese a estar altamente contaminada con mercurio.

Sin embargo, los activistas pro animales señalan que se trata de animales diferentes por su larga tradición de acompañantes domésticos del hombre. Según esos grupos, el consumo no solo atenta contra los felinos, sino que también afecta psicológicamente a muchas personas que los tienen como mascotas. En septiembre pasado el legislador José Urquizo envió una carta a las autoridades tratando de impedir la realización del este festival.

Otro actor en la polémica es el decano del Colegio de Veterinarios de Lima, Enrique Tello, quien hoy propuso a las autoridades sanitarias la regulación del consumo de la carne de gato. Según dijo se debe “garantizar el procesamiento de la carne, que se respete las pautas de higiene, sanitarias y de no maltrato, así como se hace con el pollo y el chancho, por ejemplo».

La práctica de consumir carne de gato incluso llega a algunos barrios limeños sin ningún tipo de control sanitario, con el riesgo de contraer toxoplasmosis, que produce inflamación de ganglios, dolores musculares, fiebre y convulsiones.

Para algunos la decisión de la jueza María Luyo de prohibir el consumo, es excesiva por pretender determinar lo que se puede o no comer, y dicen que lo mismo podría alegarse con vacas, chanchos o pollos.

No obstante, testimonios dan cuenta de que los felinos son matados con crueldad