Nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud dice que sólo un 12% de la población que vive en ellas respira aire limpio. Casi la mitad de la población urbana convive con una polución 2.5 veces mayor a la recomendada por la entidad. La dependencia de combustibles fósiles, el transporte privado, los malos sistemas de calefacción, son algunas de las causas.
Lo sabemos. El aire que se respira en la mayoría de las ciudades del mundo no es bueno. Ayer la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo reiteró con un nuevo informe en el que se evaluaron 1.600 ciudades de 91 países, donde apenas un 12% de la población que reside en ellas puede hacerlo tranquilamente pues el aire está limpio. El resto -casi la mitad de la población urbana- está expuesta a una contaminación 2.5 veces mayor que la recomendada por el organismo.
“En la mayoría de las ciudades donde hay datos suficientes para comparar la situación actual con los años anteriores, la contaminación del aire es cada vez peor”, dice la OMS, que esta vez trabajó con una base de datos de 500 ciudades más que en el informe anterior de 2011. La dependencia de combustibles fósiles (petróleo y carbón), el transporte privado, los sistemas ineficientes de calefacción, el uso de biomasa para cocinar y calentarse, están entre los culpables.
La misma entidad ya lo dijo en marzo: los muertos por enfermedades derivadas del la contaminación del aire subieron de 3.2 millones en 2008 a 7 millones en 2012, transformándose en el mayor riesgo para la salud en todo el mundo.
PARTICULADO FINO
Muertes por enfermedades del corazón y respiratorias, derrames cerebrales y cáncer están asociados a contaminación del aire por particulado fino (PM2.5), considerado el mejor indicador del nivel de riesgo. Esto significa que tienen menos de 2.5 micras de diámetro; son tan pequeñas que ingresan con más facilidad a las vías respiratorias y son tóxicas pues contienen metales pesados. ¿Origen?: combustión de fósiles, como vehículos a diesel.
En países de altos ingresos, 816 ciudades informaron sobre niveles de PM2.5, otras 544 lo hicieron con informes sobre PM10. En países medianos y pobres sólo 70 medían con PM2.5, otras 512 lo hacían con PM10.
En el ranking mundial de las 20 ciudades más sucias figuran 13 de India; entre ellas y en los primeros lugares Nueva Delhi –con una media anual de 153 microgramos de partículas finas (PM2.5) por metro cúbico-, Patna (149), Gwalior (144) y Raipur (134). China, conocida por sus recurrentes episodios críticos, tiene a la mayoría de sus ciudades con elevados índices de PM10, como Beijing con 121, Lanzhou con 155, Urumqi con 133, pero sus cifras son de 2010 y no cuenta con datos actualizados de partículas PM2.5.
Hoy, personeros del centro de monitoreo del aire de India, si bien admiten que su contaminación es alta, niegan que sean los punteros del listado y le atribuyen ese lugar a Beijing. Señalan que el informe es engañoso. «La calidad del aire de Nueva Delhi es mejor que la de Beijing en verano y mucho mejor en la temporada de monzones… y la contaminación de invierno en Delhi tiene pick repentinos…”.
Disputa insólita; ambos países tienen números extremadamente peligrosos.
De las más limpias, con niveles de menos de 5 PM2.5 por metro cúbico, muchas pertenecen a Canadá. En Chile, Santiago y Talca son las urbes que presentan mayor particulado de PM10, 69 microgramos por metro cúbico cada una; en PM2.5, marcan 26 y 44 respectivamente.}
“No podemos comprar aire limpio en una botella, pero las ciudades pueden adoptar medidas que limpiarán el aire y salvar la vida de su gente”, señalan autoridades de la OMS. «Las políticas y estrategias eficaces se conocen bien –dice una de sus directoras- pero tienen que ser implementadas a escala suficiente. Ciudades como Copenhague y Bogotá, por ejemplo, han mejorado la calidad del aire mediante la promoción de «transporte activo» y dar prioridad a las redes dedicadas de transporte público urbano, a pie y en bicicleta».
Las recomendaciones son medianamente conocidas: garantizar que casas y edificios sean energéticamente eficientes, desarrollo urbano compacto y bien comunicado con el acceso a transporte público, diseño de calles seguro y atractivos para peatones y ciclistas, buen manejo de residuos. Todo ello contribuye a promover modos de vida saludables y a impulsar el desarrollo económico local.
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