Aunque hay diagnósticos, cifras y estudios, las medidas para cambiar esta realidad no avanzan como debieran. “La globalización de la indiferencia”, la llamó el Papa Francisco, en carta al director de la FAO.
En el Día Mundial de la Alimentación el Papa Francisco denuncia «el despilfarro de alimentos» y la mirada sobre el hambre como «un hecho ineluctable». En carta al director de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el brasileño José Graziano Da Silva, dice: “el hambre y la desnutrición nunca pueden ser consideradas un hecho normal al que hay que acostumbrarse, como si formara parte del sistema».
Sin embargo, las cifras no estremecen demasiado. A comienzos de octubre la misma FAO dio a conocer las nuevas cifras sobre el hambre en el mundo: 842 millones de personas -uno de cada ocho habitantes del planeta-, padecieron hambre crónica en 2011-13. La cifra se redujo respecto a los 868 millones del período 2010-12, según el informe El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo (SOFI). También se da cuenta que la gran mayoría de quienes padecen hambre o malnutrición viven en países en vías de desarrollo, mientras que unos 15,7 millones se encuentran en los países desarrollados.
Paralelamente, la cifra de 1,3 mil millones de toneladas de alimentos que año a año se transforman en puro desperdicio, dice que algo no anda bien. Por si fuera poco, los efectos de este despilfarro, tienen un impacto medioambiental nada menor. Cada año los alimentos que se producen y no se consumen le suponen al planeta 3,3 mil millones de toneladas de gases de efecto invernadero y gastan un volumen equivalente al caudal anual del río Volga de Rusia. Traducido a dinero este despilfarro es equivalente 750 mil millones de dólares al año, según “El desperdicio de alimentos: Impacto sobre los recursos Naturales”, el primer estudio enfocado en los efectos sobre el clima, agua, tierra y biodiversidad que provoca esta “desinteligencia”.
“Además del imperativo del medio ambiente, no es moral –dice el director de la FAO- simplemente no podemos permitir que un tercio de los alimentos que producimos se pierdan, cuando hay más de 800 millones de personas que pasan hambre todos los días”.
En su carta el Papa denunció la «globalización de la indiferencia». Y es que las cifras están, los estudios sobran, pero la realidad no cambia…
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