China-EE.UU: acuerdo climático entre los grandes

Poner de acuerdo a los dos mayores contaminantes del mundo, que juntos son responsables del 45% de los gases de efecto invernadero, es esencial para arribar con éxito a un pacto global en la cumbre de París 2015. El anuncio es calificado de histórico, pero los republicanos en EE.UU. ya adelantan que intentarán impedir que Obama cumpla el compromiso. 

China y EE.UU son las dos “mayores economías, los mayores consumidores de energía y los mayores emisores de gases de efecto invernadero del mundo”, en palabras de Obama, y ayer anunciaron un acuerdo climático que, tanto los observadores como sus protagonistas, calificaron de histórico.

Fue tras la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) y la posterior visita de estado del presidente norteamericano en Pekín que, junto a su homólogo chino Xi Jinping, hacen público un acuerdo que compromete a China a reducir sus niveles de gases de efecto invernadero a partir de 2030 (una vez llegado a sus niveles máximos de emisiones) y para la misma fecha que un 20% de su energía provendrá de fuentes limpias. EE.UU, por su parte, reducirá sus emisiones para 2025 entre un 26 y un 28%, respecto de los niveles de 2005.

Parte del compromiso chino pasa por aumentar a un 20% la generación de energías de fuentes limpias para el año 2030. Lo que no es nada menor. Significa que deberá producir entre 800 y 1000 gigawattios de fuentes no contaminantes; las cifras para ese año representarán lo que hoy producen todas las plantas de carbón del país y según consigna el comunicado conjunto, “cerca de toda la capacidad actual de generación de energía eléctrica de EE.UU”.

Los republicanos en el senado estadounidense, reconocidos negacionistas del cambio climático y que han bloqueado todos las medidas de Obama al respecto, ya critican el acuerdo. “China no hará nada en 16 años”. Tienen razón. Sin embargo, es la primera vez que la hoy primera economía del mundo fija un plazo para iniciar un recorte. Y este acuerdo, que según revela The Guardian, implicó nueve meses de diplomacia intensiva, con reuniones oficiales y negociaciones extraoficiales, además de una carta personal de Obama al líder chino, para limar años de desconfianza, augura mejores perspectivas para la cumbre de París 2015 (en que debe acordarse un nuevo protocolo que reemplace al Tratado de Kioto).

45% DE LAS EMISIONES MUNDIALES

China y EE.UU. en conjunto son responsables del 45% de las emisiones mundiales. El primero oscila entre las 7.000 y 9.500 millones de toneladas; EE.UU. supera las 5.200 toneladas. Hasta hace unos años aún se tenía fe en las multilaterales de la ONU. Ya no. Hoy no hay ninguna posibilidad de luchar contra el cambio climático sin ellos, reconocen expertos y negociadores climáticos de Naciones Unidas. 

Como bien dice El País, estos gigantes “nunca serán los mejores amigos”. Allí siguen temas sensibles como la situación del Tíbet y las protestas por elecciones libres en Hong Kong, pero están apostando por lo urgente. “En términos de desafíos para la civilización, el cambio climático es el mayor desafío diplomático de todos los tiempos”, dice el principal asesor científico de Reino Unido sobre el clima, David King, para quien el acuerdo global de París 2015 hoy está más cerca.

HACIA PARÍS…

Aunque escollos habrá. De partida, los republicanos no dejarán de ser un dolor de cabeza para Obama y luego para un pacto global. Desde ya anuncian que intentarán bloquearlo. Con mayoría en la Cámara de Representantes y la reciente mayoría obtenida en el Senado, señalan que jugarán a “mover” la legislación para limitar aún más la capacidad del presidente de lograr los niveles de reducción que acordó.

Por otro lado están quienes consideran el acuerdo una buena señal, pero insuficiente si se trata  de mantener a raya el aumento de la temperatura media de la Tierra en los 2ºC.

Ya en junio y por primera vez en la historia del país, Obama había anunciado un recorte de 30% a las emisiones de gases efecto invernadero de su sector energético que, aunque fuertemente criticada por los empresarios del carbón, también pretendía dar una señal para las negociaciones globales. Al día siguiente, China daba otro paso y comunicaba, también por primera vez, un tope “absoluto” a las emisiones de CO2 a partir de 2016. Y a fines de octubre, la Unión Europea -cuya contribución de CO2 llega a las 3.700 toneladas-, acordó un recorte de un 40% al año 2030.

Según personeros de la Comisión Europea y de cara a las próximas negociaciones, hasta ahora estos anuncios cubren algo más de la mitad de las emisiones globales y faltan países miembros del G20 que comprometan pública y transparentemente sus objetivos de recorte. Sólo entonces se sabrá si se lograrán frenar los efectos del calentamiento global.