¿Por qué?
Porque el hielo se está derritiendo debido al cambio climático, en el que –ya sabemos- el hombre es el responsable en un 95%, según los últimos estudios. Los altos niveles de emisiones de efecto invernadero, por el uso de combustibles fósiles, como el carbón y el petróleo, podrían dejar sin hielo el Polo Norte ¿Las consecuencias?: los hielos reflejan la luz solar y mantienen el planeta frío, estabilizando el clima, lo cual permite la VIDA.
Porque el Polo Norte está siendo amenazado por multinacionales que quieren extraer petróleo y para ello perforarán con consecuencias inimaginables para el planeta. Un derrame en aguas frías, dicen los mismos expertos del negocio, es casi imposible de manejar.
Porque las grandes flotas pesqueras quieren entrar y alterar con su pesca industrial de arrastre el equilibrio que ha existido por siglos entre sus habitantes: osos polares, morsas, pingüinos, ballenas. Entonces, todas estas especies verán amenazado su hábitat y pasarán a engrosar la lista de especies en peligro de extinción.
Porque las grandes potencias ven sólo las posibilidades económicas y lo que ahora es de todos, pasará a manos de unos cuantos países. La zona alrededor del polo, según el Derecho Internacional, corresponde a aguas internacionales y el fondo marino le pertenece a toda la humanidad. Los deshielos han despertado la codicia de las grandes industrias petroleras que entrarán allí una vez que las naciones consigan afirmar sus reclamos de soberanía (en el Ártico convergen Rusia, EE.UU., Canadá, Noruega, Dinamarca, Finlandia y Suecia, de los cuales sólo los dos últimos no tienen “reclamos territoriales”).
LAS PETROLERAS INSISTEN
No obstante aquello, el peligro es desde ya. Pese a los riesgos -es cara, peligrosa e incierta-, las petroleras no cejan. A comienzos de año, la anglo-holandesa Shell (primera a nivel mundial en ingresos) que ha invertido 4 mil millones de dólares en el Ártico, anunciaba que suspendía sus operaciones en Alaska por el clima, los problemas técnicos y la seguridad de su gente. Una suspensión, no un abandono. Ya habían tenido su temporada de perforación en 2012.
La petrolera noruega Statoil (la mayor del mundo en off shore, esto es de extracción en el mar) también postergó, hasta el 2015, perforaciones en Alaska, para concentrarse en el ártico noruego y ruso. Lukoil, la petrolera más grande de Rusia, focalizará su interés, por ahora, el Siberia. ExxonMobil, norteamericana, tercera mayor compañía mundial por ingresos, y la estatal rusa Rosneft focalizarán sus esfuerzos en el Mar de Kara (ártico ruso).
ConocoPhillips, petrolera norteamericana, también suspendió sus planes para 2014, debido a exigencias gubernamentales de un modelo de perforación que garantice protección del medioambiente.
Mientras los gobiernos opten por el petróleo como fuente energética, se estimula el hambre por más perforaciones, pues la apuesta de las petroleras es que aumentará la demanda: “Necesitamos en producción nueva el equivalente a 4 arabias sauditas (160 millones de barriles al día) sólo para cubrir la demanda que habrá hasta 2020”, confesaban -sin pudor- desde la Agencia Internacional de Energía.
De allí, la importancia de ciudadanos conscientes y proactivos, que demanden a sus gobiernos el uso de energías no contaminantes ni destructoras de los recursos de todos. Entre tanto, campañas como la de Greenpeace, pueden hacer la diferencia.
“Salva el Ártico” fue lanzada en la pasada Cumbre de Río+20, en junio de 2012. Acá puedes ver el video de la última expedición realizada al glaciar de Apusiaajik, en Kulusuk, al este de Groenlandia, en julio de este año. En ella iba el cantante español Alejandro Sanz, quien se suma a una cruzada en la que han participado Robert Redford y Paul McCartney, entre otras estrellas, y que ya cuenta con el apoyo de cerca de 4 millones de firmantes en todo el planeta.
Llegando a los 5 millones se solicitará a Naciones Unidas declarar el Ártico un santuario natural, prohibir la perforación petrolera y la pesca insostenible. No es imposible. Hace 26 años una campaña similar –que instaló una base con 4 voluntarios en la zona entre los años 1987 y 1991– logró que la Antártica quedara libre de la explotación minera por 50 años.
El último cortometraje de apoyo a la campaña es de julio de 2012, con música de la banda británica Radiohead (“Cada cosa en su lugar correcto”) de fondo y la voz en off del guapo actor inglés Jud Law. En él se ve vagar por Londres a una osa –ojo es articulada, aunque extremadamente realista-, perdida en un lugar que no es el suyo, con la interpelación al final del ganador del Oscar: “Mientras el Ártico se derrite, comienza la carrera por explotar sus recursos. Nadie la escuchará a ella. Pero te escucharán a ti. Súmate al Movimiento. Salva el Ártico”.
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